Enrique Peña Nieto ha forjado su propia casta política. Desde 2009 empezó a formar en todo el país un círculo de políticos bonitos y telegénicos afines: gobernadores, senadores, diputados y dirigentes del PRI, que en 2011 darían forma a una versión muy refinada de aquellos Golden Boys de 1999, cuyo líder era el mismo Peña Nieto. Al margen de cualquier calificativo “juniors, metrosexuales conservadores, guapos sin sensibilidad o yuppies excluyentes”, tras este jet set de la política mexicana emerge el trasfondo de un grupo que arroja múltiples evidencias del regreso inquietante del PRI, donde se incluye lo mismo a tecnócratas que a dinosaurios. A esta nueva élite se han sumado empresarios, «centauros» "políticos- empresarios", y jerarcas de la Iglesia católica mexicana. Todos ellos son quienes ilustran mejor la vida y obra política del nuevo inquilino de Palacio Nacional.
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