podía salir, todos estábamos encerrados y con la necesidad de querer ir a jugar. Sin embargo, fue entonces cuando tuve una de las diversiones más grandes de mi vida. Nunca voy a poder olvidar lo que pasó esa mañana lluviosa, porque cuando todo parecía aburrido, mi abuela salió y se quedó bajo el agua, y empezó a mojarse y a cantar “Bendición de Dios”. Nunca podré quitar eso de mi mente (primero fue con la cabeza, después pensé con el corazón). “Ey, ¿qué hace mi abuela? ¡Si está lloviendo!”, me pregunté en silencio. Ella empezó a traer baldes o cubetas (como los quieran llamar) para guardar el agua que caía del cielo, pues como siempre teníamos racionada el agua por el Gobierno y la recibíamos de a poquito, cuando llovía, la gente agarraba agua para poder lavar o para algún otro quehacer del hogar.
-¿Qué es lo que hace, abuelita? -le pregunté.
-Recibiendo la bendición de Dios!
-respondió ella en medio de aquel chorro de agua que caía sobre su cabeza, y dándose vuelta para verme, con ojos muy alegres, agregó-
Dios y la naturaleza son lo mejor que usted puede tener, mi niño... No le haga caso al mundo porque el mundo está equivocado,esta alreves, ahora en este tiempo: solo les importa el dinero,la plata los lujos!!. Usted, mi nieto, va a hacer algo por la naturaleza, no por el dinero, porque el hombre se ha lanzado tras el oro y el dinero y oigame bien!!! Usted nunca va valorar las personas por lo que tenga a su alrededor si no por lo que tenga en su interior, me entiende?,osea lo que le sale del corazon a la persona es lo que se le valora!!...Porque pobre o rico ante los ojos de Dios todos somos lo mismo,hay gente que tiene dinero y es muy buena persona y asi tambien hay unos que se creen la gran papada porque tienen un poco de materia y miran a los demas con desprecio creendose superiores a los demas,lo mismo pasa con los pobres,hay unos que no tienen ni que comer y se creen la gran papada y se la tiran de mejor que los demas y miran hasta su propia gente con desprecio!!..Por eso le digo la persona se varola por sus sentimientos nunca por lo que tenga en su exterior …Me entendio?...
_-
Así que cada uno iba con su honda y piedras en las manos, también por si se nos aparecía una culebra. Cuando estábamos a una distancia ya cercana al río (la posa) hacíamos siempre lo mismo: corríamos y empezábamos a quitarnos la ropa, y el que llegaba primero (totalmente desnudo) y se tiraba al agua era el ganador; era un modo de apostar en nuestra forma de juego. Todos olvidamos que un día anterior había llovido; en realidad había sido una tormenta de tres o cuatro horas pero, con la emoción que teníamos por ir a nadar aunque solo fuera por un par de horas, no lo recordamos, y ahora corríamos riéndonos y gozando. Cuando estuvimos a unos cuantos metros de distancia, el primero en llegar desnudo fue Ingo, quien se dirigió hacia la parte más alta, desde donde todos los nadadores que visitaban el lugar solían hacer clavados.
-¡Ey, Juan... ¡Ustedes, miren esta volada -nos gritó Ingo a los demás, con una sonrisa y un reflejo de triunfo en su rostro, e hizo el clavado.
Se lanzó desde lo más alto, con el estilo de un excelente clavadista, y cayó como flecha en el agua. Desapareció por unos segundos y todos quedamos en suspenso, cuando de repente salió con toda la cara enrojecida, como si le hubieran pasado una llamarada por la piel; se puso de pie en la posa, que solía estar profunda pero que ese día le llegaba apenas un poquito más arriba de la rodilla. Salió del agua con una expresión asustada y exclamó:
-¡Ey, ustedes... ¡Esto está seco
Todos nos sorprendimos de que la posa estuviera tan seca y de ver a Ingo todo rojo, desde la cara y las rodillas hasta la panza, como si le hubiesen pasado una lija por casi todo el cuerpo. Empezamos a reír de una forma tan graciosa que no pudimos parar durante media hora, sin pensar en bañarnos, solo gozando de lo que había sucedido con Ingo y la posa.
Después de haber disfrutado y nadado un
-¿Qué es lo que hace, abuelita? -le pregunté.
-Recibiendo la bendición de Dios!
-respondió ella en medio de aquel chorro de agua que caía sobre su cabeza, y dándose vuelta para verme, con ojos muy alegres, agregó-
Dios y la naturaleza son lo mejor que usted puede tener, mi niño... No le haga caso al mundo porque el mundo está equivocado,esta alreves, ahora en este tiempo: solo les importa el dinero,la plata los lujos!!. Usted, mi nieto, va a hacer algo por la naturaleza, no por el dinero, porque el hombre se ha lanzado tras el oro y el dinero y oigame bien!!! Usted nunca va valorar las personas por lo que tenga a su alrededor si no por lo que tenga en su interior, me entiende?,osea lo que le sale del corazon a la persona es lo que se le valora!!...Porque pobre o rico ante los ojos de Dios todos somos lo mismo,hay gente que tiene dinero y es muy buena persona y asi tambien hay unos que se creen la gran papada porque tienen un poco de materia y miran a los demas con desprecio creendose superiores a los demas,lo mismo pasa con los pobres,hay unos que no tienen ni que comer y se creen la gran papada y se la tiran de mejor que los demas y miran hasta su propia gente con desprecio!!..Por eso le digo la persona se varola por sus sentimientos nunca por lo que tenga en su exterior …Me entendio?...
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Así que cada uno iba con su honda y piedras en las manos, también por si se nos aparecía una culebra. Cuando estábamos a una distancia ya cercana al río (la posa) hacíamos siempre lo mismo: corríamos y empezábamos a quitarnos la ropa, y el que llegaba primero (totalmente desnudo) y se tiraba al agua era el ganador; era un modo de apostar en nuestra forma de juego. Todos olvidamos que un día anterior había llovido; en realidad había sido una tormenta de tres o cuatro horas pero, con la emoción que teníamos por ir a nadar aunque solo fuera por un par de horas, no lo recordamos, y ahora corríamos riéndonos y gozando. Cuando estuvimos a unos cuantos metros de distancia, el primero en llegar desnudo fue Ingo, quien se dirigió hacia la parte más alta, desde donde todos los nadadores que visitaban el lugar solían hacer clavados.
-¡Ey, Juan... ¡Ustedes, miren esta volada -nos gritó Ingo a los demás, con una sonrisa y un reflejo de triunfo en su rostro, e hizo el clavado.
Se lanzó desde lo más alto, con el estilo de un excelente clavadista, y cayó como flecha en el agua. Desapareció por unos segundos y todos quedamos en suspenso, cuando de repente salió con toda la cara enrojecida, como si le hubieran pasado una llamarada por la piel; se puso de pie en la posa, que solía estar profunda pero que ese día le llegaba apenas un poquito más arriba de la rodilla. Salió del agua con una expresión asustada y exclamó:
-¡Ey, ustedes... ¡Esto está seco
Todos nos sorprendimos de que la posa estuviera tan seca y de ver a Ingo todo rojo, desde la cara y las rodillas hasta la panza, como si le hubiesen pasado una lija por casi todo el cuerpo. Empezamos a reír de una forma tan graciosa que no pudimos parar durante media hora, sin pensar en bañarnos, solo gozando de lo que había sucedido con Ingo y la posa.
Después de haber disfrutado y nadado un