El marqués de Ricocampo, después de llevar una vida libertina y de placeres, en contra los cánones éticos de la iglesia, es castigado por Dios. Su esposa da a luz a un niño con un cuerpo y dos cabezas. Aterrorizado, busca auxilio en el obispo Rojo, que califica a los hermanos como un engendro del diablo y decide enviarlos lejos de su presencia, a la villa de San Cristóbal de La Habana, bajo el cuidado del fraile Rojo, su hermano menor. Le exige al marqués, para que limpie sus pecados y Dios lo perdone, convertirse en el más tenaz de los inquisidores.
Job y Moisés, así nombra a los hermanos el fraile Rojo, son educados en la fe cristiana, pero lejos de la vista de la gente. Moisés es cándido y caritativo; y su hermano Job, astuto y belicoso. Cuando alcanzan la mayoría de edad, visitan la villa, lo que provoca la desesperación y el miedo de los vecinos que lo consideran el Anticristo. La trama de la novela se va desarrollando entre la intriga, el suspense, el amor y los conflictos morales y religiosos donde las familias más poderosas, Recios y Rojas, se enfrentan a muerte. El obispo Alonso Enrique de Armendáriz pretende moralizar a la villa. Juan Bautista, el inquisidor, ambiciona el poder y desea vengarse de los agravios que sufrió cuando era un niño. El amor surge entre Moisés y Mariana de Rojas. Antonio Recio, el hermoso, ama a la muchacha. El Anticristo representa el pecado, la perdición, la muerte y los habaneros solicitan al consejo de la Suprema Inquisición, su intervención. Con el arribo de la flota, llega el marqués de Ricocampo, el mejor de sus alguaciles, el azote de Dios.
La novela El Anticristo de la Habana evoca el miedo primitivo de los hombres por lo desconocido, por lo diferente. Es la incapacidad de los seres humanos de aceptar lo diferente como algo igual a nosotros, tildándolo de enemigo. Finaliza con una mezcla de tragedia humana y fe en el hombre y en su capacidad de amar y perdonar
Job y Moisés, así nombra a los hermanos el fraile Rojo, son educados en la fe cristiana, pero lejos de la vista de la gente. Moisés es cándido y caritativo; y su hermano Job, astuto y belicoso. Cuando alcanzan la mayoría de edad, visitan la villa, lo que provoca la desesperación y el miedo de los vecinos que lo consideran el Anticristo. La trama de la novela se va desarrollando entre la intriga, el suspense, el amor y los conflictos morales y religiosos donde las familias más poderosas, Recios y Rojas, se enfrentan a muerte. El obispo Alonso Enrique de Armendáriz pretende moralizar a la villa. Juan Bautista, el inquisidor, ambiciona el poder y desea vengarse de los agravios que sufrió cuando era un niño. El amor surge entre Moisés y Mariana de Rojas. Antonio Recio, el hermoso, ama a la muchacha. El Anticristo representa el pecado, la perdición, la muerte y los habaneros solicitan al consejo de la Suprema Inquisición, su intervención. Con el arribo de la flota, llega el marqués de Ricocampo, el mejor de sus alguaciles, el azote de Dios.
La novela El Anticristo de la Habana evoca el miedo primitivo de los hombres por lo desconocido, por lo diferente. Es la incapacidad de los seres humanos de aceptar lo diferente como algo igual a nosotros, tildándolo de enemigo. Finaliza con una mezcla de tragedia humana y fe en el hombre y en su capacidad de amar y perdonar