«Te lavan el cerebro», «trafican drogas», «son una secta», «se hacen
ricos de la noche a la mañana», «seducen a los adolescentes con viajes a
Estados Unidos». Por lo bajo, es mucho lo que se dice de los Lubavitch.
Pero ¿quiénes son realmente estos judíos ortodoxos de sobretodo negro y
barbas largas, cada día más visibles en distintos ámbitos de todo el
país?
En apenas treinta años, Jabad Lubavitch vivió una expansión fenomenal:
pasó a tener a lo largo de la Argentina 33 centros comunitarios, 16
escuelas, instituciones educativas no formales, fundaciones de
asistencia social, una editorial, 700 empleados y cientos de
voluntarios. El movimiento llega hoy a unas 45 mil personas, un cuarto
de la población judía local. En una época en la que la práctica
religiosa tiene cada vez menos peso, los Lubavitch son la corriente
ortodoxa de mayor crecimiento en los últimos años.
Una crónica atrapante de cómo funciona por dentro un movimiento que
despierta fascinación y al que muchos consideran fanáticos, pero que día
tras día atrae más jóvenes a sus filas.
ricos de la noche a la mañana», «seducen a los adolescentes con viajes a
Estados Unidos». Por lo bajo, es mucho lo que se dice de los Lubavitch.
Pero ¿quiénes son realmente estos judíos ortodoxos de sobretodo negro y
barbas largas, cada día más visibles en distintos ámbitos de todo el
país?
En apenas treinta años, Jabad Lubavitch vivió una expansión fenomenal:
pasó a tener a lo largo de la Argentina 33 centros comunitarios, 16
escuelas, instituciones educativas no formales, fundaciones de
asistencia social, una editorial, 700 empleados y cientos de
voluntarios. El movimiento llega hoy a unas 45 mil personas, un cuarto
de la población judía local. En una época en la que la práctica
religiosa tiene cada vez menos peso, los Lubavitch son la corriente
ortodoxa de mayor crecimiento en los últimos años.
Una crónica atrapante de cómo funciona por dentro un movimiento que
despierta fascinación y al que muchos consideran fanáticos, pero que día
tras día atrae más jóvenes a sus filas.