Cada día son más evidentes los perjuicios que para la sociedad y su progreso tiene la extremada concentración de los medios de comunicación en Chile.
Al terminar la dictadura, los consorcios que habían sido sólidos puntales de apoyo del gobierno militar dominaron la escena. El dejar hacer al «mercado» en este terreno ha contribuido a consolidar a estos grupos dueños de los principales medios escritos. Entretanto la radio, hasta hace poco considerada plural y diversa, también muestra síntomas de concentración en grandes cadenas. La televisión, por su parte, ha pasado a ser fundamentalmente comercial. Los restringidos espacios para otras inquietudes se han visto copados por la «farándula», los reality shows, la crónica roja y una versión audiovisual de sensacionalismo periodístico que inunda las pantallas.
En esta exhaustiva investigación, María Olivia Mönckeberg, Premio Nacional de Periodismo 2009, da cuenta de las enormes influencias de los magnates de la prensa en Chile -entre ellos Agustín Edwards, Álvaro Saieh y Sebastián Piñera- y descubre el cerco ideológico-financiero que han generado a su alrededor. El acceso social a la información, el rol fiscalizador de la prensa y la propia libertad de expresión y opinión de los ciudadanos se ven condicionados por este imperio que cada vez parece adquirir más fuerza.
Al terminar la dictadura, los consorcios que habían sido sólidos puntales de apoyo del gobierno militar dominaron la escena. El dejar hacer al «mercado» en este terreno ha contribuido a consolidar a estos grupos dueños de los principales medios escritos. Entretanto la radio, hasta hace poco considerada plural y diversa, también muestra síntomas de concentración en grandes cadenas. La televisión, por su parte, ha pasado a ser fundamentalmente comercial. Los restringidos espacios para otras inquietudes se han visto copados por la «farándula», los reality shows, la crónica roja y una versión audiovisual de sensacionalismo periodístico que inunda las pantallas.
En esta exhaustiva investigación, María Olivia Mönckeberg, Premio Nacional de Periodismo 2009, da cuenta de las enormes influencias de los magnates de la prensa en Chile -entre ellos Agustín Edwards, Álvaro Saieh y Sebastián Piñera- y descubre el cerco ideológico-financiero que han generado a su alrededor. El acceso social a la información, el rol fiscalizador de la prensa y la propia libertad de expresión y opinión de los ciudadanos se ven condicionados por este imperio que cada vez parece adquirir más fuerza.