En Diciembre del año 1945 tuvo lugar un asombroso descubrimiento en el Alto Egipto, cerca del pueblo de Nag Hammadi: unos campesinos hallaron por casualidad trece códices de papiro forrados en cuero y enterrados en vasijas selladas, en total más de 1100 páginas de antiguos manuscritos. Los textos estaban escritos en copto, aunque eran probablemente traducciones desde originales griegos.
Los manuscritos pertenecieron, según se cree, a la comunidad cristiana conocida como los gnósticos, los cuales fueron declarados herejes por los seguidores de la Iglesia romana. La mayoría de sus libros fueron destruidos, pero, misteriosamente, unos pocos fueron escondidos y ocultados a sus destructores hasta la primera mitad del siglo XX.
De entre todos los escritos encontrados en Nag Hammadi, probablemente los más importantes sean los que hemos elegido para esta edición: El Evangelio de Tomás, El Evangelio de Felipe, El Libro Secreto de Santiago, El Libro de Tomás, El Libro Secreto de Juan y El Evangelio de la Verdad.
Estos Textos, aunque son libros secretos dirigidos a «los pocos» (los que están preparados para recibir el conocimiento que contienen), no se oponen a los Evangelios canónicos, sino que los complementan, y ayudan a enfocar ciertas enseñanzas de Cristo desde una óptica distinta a la tradicional.
Los manuscritos pertenecieron, según se cree, a la comunidad cristiana conocida como los gnósticos, los cuales fueron declarados herejes por los seguidores de la Iglesia romana. La mayoría de sus libros fueron destruidos, pero, misteriosamente, unos pocos fueron escondidos y ocultados a sus destructores hasta la primera mitad del siglo XX.
De entre todos los escritos encontrados en Nag Hammadi, probablemente los más importantes sean los que hemos elegido para esta edición: El Evangelio de Tomás, El Evangelio de Felipe, El Libro Secreto de Santiago, El Libro de Tomás, El Libro Secreto de Juan y El Evangelio de la Verdad.
Estos Textos, aunque son libros secretos dirigidos a «los pocos» (los que están preparados para recibir el conocimiento que contienen), no se oponen a los Evangelios canónicos, sino que los complementan, y ayudan a enfocar ciertas enseñanzas de Cristo desde una óptica distinta a la tradicional.