En estos tiempos en que todo el mundo andamos preocupados por la crisis, me parecía una buena idea hablar de la labor que, durante años, vienen haciendo silenciosa y calladamente las monjitas. Recordé la frase que me dijo José Antonio en el viaje que hicimos para verlas: “Si Dios existe, imagínate la influencia que ellas tendrán rezando, durante once horas diarias, exclusivamente para Él”. En San Clemente, provincia de Cuenca, está el convento de clausura de las Carmelitas Descalzas. Yo, en mi ignorancia, creía que esa forma de vida
pertenecía a un pasado muy remoto. Me sorprendió ver a estas mujeres (algunas de ellas muy jovencitas) en un mundo en que, según ellas, tienen todo lo que desean. Sólo reciben información del exterior por medio de cartas o por amigos y familiares que van a visitarlas.
Trabajan bordando, pintando, con las labores de la huerta, cosen y sobre todo rezan. Y por lo que a mí respecta, rezan bajo pedido. Tú les dices tu problema, la angustia de algún pariente enfermo y ellas rezan para que se solucione todo lo antes posible. Increíble ¿verdad?, pero funciona. Disfrútalo.
Mar Olmedo.
pertenecía a un pasado muy remoto. Me sorprendió ver a estas mujeres (algunas de ellas muy jovencitas) en un mundo en que, según ellas, tienen todo lo que desean. Sólo reciben información del exterior por medio de cartas o por amigos y familiares que van a visitarlas.
Trabajan bordando, pintando, con las labores de la huerta, cosen y sobre todo rezan. Y por lo que a mí respecta, rezan bajo pedido. Tú les dices tu problema, la angustia de algún pariente enfermo y ellas rezan para que se solucione todo lo antes posible. Increíble ¿verdad?, pero funciona. Disfrútalo.
Mar Olmedo.