Con y alrededor de Lovecraft cuaja de manera definitiva el cuento de horror materialista. En este tipo de narración, el horror acecha desde la más remota antigüedad o el lejano futuro, en las profundidades insondables del océano, los abismos del espacio exterior, o en lugares apartados de nuestro planeta, tales como el Tíbet, las selvas amazónicas o el desierto del Gobi. Incluso en dimensiones paralelas a la nuestra. Lovecraft comenzó a escribir cuentos de horror de raíces más convencionales para luego ir evolucionando hacia el horror materialista. La expresión última de esa evolución es lo que llamamos los mitos de Cthulhu. Los relatos que se considera que forman parte de los mitos son también evolutivos —y aglutinantes,— y hay una metamorfosis clara desde los primeros a los que escribió poco antes de su muerte. Fueron emergiendo y consolidándose en la narrativa de Lovecraft de manera paulatina. Los mitos de Cthulhuson además aglutinantes porque los cuentos que los conforman incorporaron muchos elementos creados por diversos artistas de los cuales incorporó Lovecraft sin dudar a sus siguientes cuentos. Una y otra vez, se incide en la idea de que nuestro mundo, tal como lo conocemos, no es más que una ínfima burbuja perdida en el espacio y a la deriva en el tiempo. El espacio exterior, el pasado remoto, el futuro lejano e incluso otras dimensiones sirven de cubil a dioses de increíble poder y a abominaciones que acechan el momento de irrumpir en nuestra realidad.
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