Los verdaderos hackers son altamente calificados, y por eso son difíciles de ubicar. No son pocos los hackers que actúan como tales por un tiempo y luego terminan trabajando para alguna agencia gubernamental, una gran transnacional, dando consultoría o creando su propio software para ofrecerlo al mercado.
Los robos informáticos cada vez alcanzan más resonancia y están muy lejos de ser controlados. Cada vez más jóvenes y sofisticados hackeres aparecen asombrándonos por sus habilidades; los casos de verdaderos niños infiltrando complejos sistemas se nos presentan en todas partes del mundo, no se sabe en qué número estos existen estos existen, puesto que podemos suponer que los mejores nunca han sido atrapados; padres que no entienden de computación, no pueden imaginar el alcance de lo que puede estar pasando en el cuarto de su hijo.
Un experto en seguridad dijo: «El único sistema verdaderamente protegido es aquél que está apagado, encerrado en un bloque de hormigón y sellado en una habitación forrada de plomo con guardias armados; y aun así tengo mis dudas». Cualquier dispositivo, máquina o computadora que esté conectado es susceptible de ser infiltrado. No en vano los terroristas más buscados salen del juego, no necesariamente por ser atrapados, sino por el hecho de que sí una persona es específicamente buscado y se conecta a algo, es solo cuestión de tiempo el ser ubicado.
El destino de los hackers es extremista, muchos podrían terminar cumpliendo largos años en prisión, pero muchos más son los que van a encontrar al final una enorme suma de dinero, trabajos de alto nivel en la vida formal y reconocimiento al punto de convertirse en verdaderas leyendas.
Los límites de lo que puede hacer un hacker atemoriza: se ha demostrado que rifles de francotirador, que integran en sus equipos un pequeño ordenador como sistema de apunte automático para no fallar nunca el disparo, pueden ser hackeados de forma remota, bien para ser desactivados o para elegir un nuevo blanco. Y esto no es lo único sobre lo que se puede tomar control remoto.
Usando redes de telefonía celular, se puede localizar vehículos y tomar el control de ellos. Esto permite cortar la transmisión y los frenos de un vehículo, además, los hackers pueden tomar control total del vehículo, a través del volante, cuando este se encuentra avanzando de reversa.
No estará lejos el día en que alguien elija un auto, lo controle a control remoto, lo envié a una dirección X y desde allí active un rifle de alta tecnología para efectuar un tiro certero. Es bastante probable que este crimen quede impune. Una realidad apabulla al mundo: los hackers no solo van a la par que la tecnología, que los gobiernos y empresas privadas poseen, en muchos casos ellos son la tecnología de punta, y por eso están en condiciones de abrir cualquier «candado virtual» y luego usar cualquier dispositivo como a ellos les acomode mejor.
Es posible hackear un artefacto doméstico, de lo más inocente e insospechado, y convertirlo en la entrada para un ataque informático que se extienda a otros aparatos. Entre otras cosas, se podría por ejemplo, aprender sobre la rutina y estilo de la gente, llegando a activar cámaras de para espiar a sus propios dueños. Solo es cuestión de tiempo para que los hackers encuentren la forma de llevarlo a cabo.
Las posibilidades son múltiples y escalofriantes, los hackeres podrían apuntar sus conocimientos a las redes eléctricas, centrales nucleares y súper ordenadores.
Muchos nuevos hackers ya no son aficionados, que quieren prestigio y que la información sea libre; ahora lo que hacen son ataques sofisticados que lo que menos buscan es llamar la atención.
Lo que buscan los hackers es el control total o la manera de enriquecerse. El robo se ha vuelto planificado, sofisticado, selectivo, silencioso y económicamente más dañino. El gran objetivo son las cuentas bancarias y el mundo virtual ofrece lo que será el mercado financiero del futuro, el lavado de dinero a su alc
Los robos informáticos cada vez alcanzan más resonancia y están muy lejos de ser controlados. Cada vez más jóvenes y sofisticados hackeres aparecen asombrándonos por sus habilidades; los casos de verdaderos niños infiltrando complejos sistemas se nos presentan en todas partes del mundo, no se sabe en qué número estos existen estos existen, puesto que podemos suponer que los mejores nunca han sido atrapados; padres que no entienden de computación, no pueden imaginar el alcance de lo que puede estar pasando en el cuarto de su hijo.
Un experto en seguridad dijo: «El único sistema verdaderamente protegido es aquél que está apagado, encerrado en un bloque de hormigón y sellado en una habitación forrada de plomo con guardias armados; y aun así tengo mis dudas». Cualquier dispositivo, máquina o computadora que esté conectado es susceptible de ser infiltrado. No en vano los terroristas más buscados salen del juego, no necesariamente por ser atrapados, sino por el hecho de que sí una persona es específicamente buscado y se conecta a algo, es solo cuestión de tiempo el ser ubicado.
El destino de los hackers es extremista, muchos podrían terminar cumpliendo largos años en prisión, pero muchos más son los que van a encontrar al final una enorme suma de dinero, trabajos de alto nivel en la vida formal y reconocimiento al punto de convertirse en verdaderas leyendas.
Los límites de lo que puede hacer un hacker atemoriza: se ha demostrado que rifles de francotirador, que integran en sus equipos un pequeño ordenador como sistema de apunte automático para no fallar nunca el disparo, pueden ser hackeados de forma remota, bien para ser desactivados o para elegir un nuevo blanco. Y esto no es lo único sobre lo que se puede tomar control remoto.
Usando redes de telefonía celular, se puede localizar vehículos y tomar el control de ellos. Esto permite cortar la transmisión y los frenos de un vehículo, además, los hackers pueden tomar control total del vehículo, a través del volante, cuando este se encuentra avanzando de reversa.
No estará lejos el día en que alguien elija un auto, lo controle a control remoto, lo envié a una dirección X y desde allí active un rifle de alta tecnología para efectuar un tiro certero. Es bastante probable que este crimen quede impune. Una realidad apabulla al mundo: los hackers no solo van a la par que la tecnología, que los gobiernos y empresas privadas poseen, en muchos casos ellos son la tecnología de punta, y por eso están en condiciones de abrir cualquier «candado virtual» y luego usar cualquier dispositivo como a ellos les acomode mejor.
Es posible hackear un artefacto doméstico, de lo más inocente e insospechado, y convertirlo en la entrada para un ataque informático que se extienda a otros aparatos. Entre otras cosas, se podría por ejemplo, aprender sobre la rutina y estilo de la gente, llegando a activar cámaras de para espiar a sus propios dueños. Solo es cuestión de tiempo para que los hackers encuentren la forma de llevarlo a cabo.
Las posibilidades son múltiples y escalofriantes, los hackeres podrían apuntar sus conocimientos a las redes eléctricas, centrales nucleares y súper ordenadores.
Muchos nuevos hackers ya no son aficionados, que quieren prestigio y que la información sea libre; ahora lo que hacen son ataques sofisticados que lo que menos buscan es llamar la atención.
Lo que buscan los hackers es el control total o la manera de enriquecerse. El robo se ha vuelto planificado, sofisticado, selectivo, silencioso y económicamente más dañino. El gran objetivo son las cuentas bancarias y el mundo virtual ofrece lo que será el mercado financiero del futuro, el lavado de dinero a su alc
