El general Álvaro Valencia Tovar terminó su carrera en lo más alto del escalafón militar. Sin embargo, a pesar de su rango y sus múltiples reconocimientos, fue apartado de la comandancia del Ejército tras ser acusado de fraguar un golpe de Estado en contra del presidente Alfonso López Michelsen en 1975. Ese día terminó una apasionante historia que había comenzado en la década del treinta del siglo pasado, cuando un niño se escabulló de la escuela para presenciar el discurso del presidente Enrique Olaya Herrera en la Plaza de Bolívar. Ese niño estaba destinado a luchar en la guerra de Corea, a enfrentar a Tirofijo, a Jacobo Arenas y al Capitán Venganza, pero también estaba escrito en su futuro que conocería de cerca a los hombres que dirigirían el país durante décadas.
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