Te voy a contar un secreto: Si he podido escribir es porque seguí tu consejo. ¿Quién, si no tú, podría ser ese “Querido Diario” a quien le escribo? Cómo no imaginarme con la cabeza en tu pecho o en tus rodillas y contándote los detalles más precisos y perversos, los más divertidos, o los más dolorosos de mi florida vida.
Y de pronto estoy aquí, decidida a comenzar con algo más atrevido que un blog y sin saber por dónde empezar. Decidida a contarlo todo, sin maquillaje ni anestesia. La verdad, a veces cruel y retorcida, de cómo viví mi infancia y adolescencia. Eso que no le he contado nunca al periódico ni a internet. Estoy decidida a sacar mi negro pasado de debajo de las piedras.
Así que hazte para atrás, ya sabes que cuando una levanta piedras siempre salen arañas de esas negras y patonas que te hacen salir corriendo.
Y de pronto estoy aquí, decidida a comenzar con algo más atrevido que un blog y sin saber por dónde empezar. Decidida a contarlo todo, sin maquillaje ni anestesia. La verdad, a veces cruel y retorcida, de cómo viví mi infancia y adolescencia. Eso que no le he contado nunca al periódico ni a internet. Estoy decidida a sacar mi negro pasado de debajo de las piedras.
Así que hazte para atrás, ya sabes que cuando una levanta piedras siempre salen arañas de esas negras y patonas que te hacen salir corriendo.