El día previo a su jubilación, el señor Abilio Miranda, empleado de una importante Multinacional dedicada a los servicios informáticos, recibe la triste noticia de la muerte de su madre a consecuencia de un accidente de tráfico. Al finalizar los funerales de la anciana, al recoger las pertenencias de la difunta encuentra, en una caja de cartón, una colección de fotografías meticulosamente ordenadas. Por la fecha que hay escrita al reverso de cada una deduce que éstas fueron capturadas durante cinco años consecutivos, una cada día, allá por la década de los años cincuenta del siglo pasado. Y al analizar la secuencia de fechas el señor Miranda descubre que faltan las fotos de los días 1, 2, 3 de julio de 1955. Entonces, y dado que tiene todo el tiempo del mundo para hacerlo, inicia una pequeña investigación con el fin de averiguar qué ha ocurrido. ¿Será un simple despiste? ¿Un error? En el transcurso de ésta descubre que en los días previos a las fechas que le interesan, en la casa en que vivía con sus padres, él, que aún era un niño, sufrió las consecuencias de un asalto a mano armada. No recuerda qué sucedió. Pero a medida que va tirando del hilo, lo que parecía ser un desafortunado atraco se va convirtiendo en la pequeñísima consecuencia de una tragedia nacional, histórica, de dimensiones inimaginables.
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