El proceso de expulsión de los moriscos decretado por Felipe III (1609-1614) parecía haber acabado con la presencia secular del Islam en España; así desde luego lo ha dejado establecido toda la historiografía especializada. El presente libro demuestra que no fue así, y que a pesar de las órdenes regias miles de moriscos lograron permanecer ocultos en nuestro país, especialmente en el reino de Granada. Sorprende su enorme capacidad de recuperación económica y social. Parte del grupo se integró perfectamente, disolviéndose en la masa cristiano y un buen número de ellos, conservó actitudes religiosas y culturales que se pueden calificar de heterodoxas, y fue reprimido por la Inquisición en 1727. El colectivo mantuvo parte de su identidad hasta finales del siglo XVIII. Es esta, pues, una nueva historia de España, olvidada hasta el momento.
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