Incorporo un nuevo ingrediente a este arte literario, por más que he buscado no hallo la respuesta. Se trata de los poemas múltiples. Consisten en un poema que por su estructura constituye uno triple. Basta con mirar los que presento para entenderlo, están bien separados los hemistiquios por la cesura. Cada columna constituida por los primeros hemistiquios forman un poema, la segunda columna forma un segundo poema y leído de largo horizontalmente ignorando la cesura constituye un tercer poema.
En algunos casos les he añadido un ingrediente más: la reversibilidad en cualquiera de los tres poemas. Otra modalidad que me he ideado para hacer del verso una obra más interesante es el que se puede leer en cualquier dirección como por ejemplo: “Gloriosas campanas tañed”, leído en sentido inverso diría: “Tañed campanas gloriosas”
En estas condiciones se hace más activa la lectura. Esa es una nueva forma de hacer poesía.
Los cuatro últimos libros ya publicados: Fulgores al atardecer, Destellos del ocaso, El humo de la pipa y Reflejos de la tarde ya tienen su sello de reversibilidad y esta nueva forma de presentar el poema al lector.
En cuanto a la clasificación de los poemas, he escogido, esta vez, una nueva alternativa: los sabores. Cada obra tiene su sabor según el tema.
Los hay picantes: presentan cierto sabor a ají por su picardía o suspicacia. Tienen un contenido jocoso, son divertidos.
Los dulces presentan aquel sabor del beso que se da o se recibe con infinita ternura o van cargados de placer o tienen el toque romántico que pone al corazón en aprietos.
Los poemas amargos tienen el sabor de la angustia, del dolor o de la muerte. Y los ácidos tienen el característico poder de hacer salivar, ya sea de angustia o de pesar.
Pero vamos bien, produciendo versos a lo loco para lanzarlos, como somníferos dardos, a un exquisito blanco que los espera ansioso para albergarlos en el soma y experimentar, en el alma, la sensación enervante, embriagadora del poema.
**********
Libardo Ariel Blandón Londoño - Ariello
Libardo Ariel Blandón Londoño “Ariello” nació un 17 de noviembre de 1951 en el municipio de Concordia, ubicado al suroeste del departamento de Antioquia en medio de arrieros y animales domésticos; desde muy niño tuvo la inclinación por escribir poemas dado que su padre escribía muy bien sus versos, hacía excelentes composiciones poéticas y escribía canciones. Allí nació su inclinación por la poesía. Ha acompañado siempre sus actividades profesionales con la poesía y con la música, lo que le ha permitido una vida llena de satisfacciones y alegrías. Hoy por hoy ha incursionado también en el campo de la prosa en cuyo género tiene publicados Tras la huella de mi infancia y el Misterio de la casa Grande.
Es un biólogo dedicado a la enseñanza en una de las universidades de la ciudad de Medellín, le encanta compartir sus saberes con aquellos que empiezan a trasegar por los arduos caminos del conocimiento; sus pupilos son la razón de su trabajo. Como biólogo ha realizado trabajos de investigación sobre los murciélagos y sobre Metacognición como mecanismo de aprendizaje de las Ciencias Naturales.
Es un convencido de la buena voluntad de las personas con las que tiene qué compartir algún momento por cualquier circunstancia. Cree en la gente, en su trabajo y especialmente en Dios quien le ha permitido escribir estas líneas que son fruto de lo que ha hecho, no para él, sino para el público que se recrea.
Obras publicadas
Didáctica:
Cómo escribir en verso
Biología General
Narrativa
Tras la huella de mi infancia
El misterio de La Casa Grande
Ocaso
Poesía
Sueños del alma
Fulgores al atardecer
Destellos del ocaso
El humo de la pipa
Reflejos de la tarde
Luces del alma
El poeta y la diva
Rayo de luna
En algunos casos les he añadido un ingrediente más: la reversibilidad en cualquiera de los tres poemas. Otra modalidad que me he ideado para hacer del verso una obra más interesante es el que se puede leer en cualquier dirección como por ejemplo: “Gloriosas campanas tañed”, leído en sentido inverso diría: “Tañed campanas gloriosas”
En estas condiciones se hace más activa la lectura. Esa es una nueva forma de hacer poesía.
Los cuatro últimos libros ya publicados: Fulgores al atardecer, Destellos del ocaso, El humo de la pipa y Reflejos de la tarde ya tienen su sello de reversibilidad y esta nueva forma de presentar el poema al lector.
En cuanto a la clasificación de los poemas, he escogido, esta vez, una nueva alternativa: los sabores. Cada obra tiene su sabor según el tema.
Los hay picantes: presentan cierto sabor a ají por su picardía o suspicacia. Tienen un contenido jocoso, son divertidos.
Los dulces presentan aquel sabor del beso que se da o se recibe con infinita ternura o van cargados de placer o tienen el toque romántico que pone al corazón en aprietos.
Los poemas amargos tienen el sabor de la angustia, del dolor o de la muerte. Y los ácidos tienen el característico poder de hacer salivar, ya sea de angustia o de pesar.
Pero vamos bien, produciendo versos a lo loco para lanzarlos, como somníferos dardos, a un exquisito blanco que los espera ansioso para albergarlos en el soma y experimentar, en el alma, la sensación enervante, embriagadora del poema.
**********
Libardo Ariel Blandón Londoño - Ariello
Libardo Ariel Blandón Londoño “Ariello” nació un 17 de noviembre de 1951 en el municipio de Concordia, ubicado al suroeste del departamento de Antioquia en medio de arrieros y animales domésticos; desde muy niño tuvo la inclinación por escribir poemas dado que su padre escribía muy bien sus versos, hacía excelentes composiciones poéticas y escribía canciones. Allí nació su inclinación por la poesía. Ha acompañado siempre sus actividades profesionales con la poesía y con la música, lo que le ha permitido una vida llena de satisfacciones y alegrías. Hoy por hoy ha incursionado también en el campo de la prosa en cuyo género tiene publicados Tras la huella de mi infancia y el Misterio de la casa Grande.
Es un biólogo dedicado a la enseñanza en una de las universidades de la ciudad de Medellín, le encanta compartir sus saberes con aquellos que empiezan a trasegar por los arduos caminos del conocimiento; sus pupilos son la razón de su trabajo. Como biólogo ha realizado trabajos de investigación sobre los murciélagos y sobre Metacognición como mecanismo de aprendizaje de las Ciencias Naturales.
Es un convencido de la buena voluntad de las personas con las que tiene qué compartir algún momento por cualquier circunstancia. Cree en la gente, en su trabajo y especialmente en Dios quien le ha permitido escribir estas líneas que son fruto de lo que ha hecho, no para él, sino para el público que se recrea.
Obras publicadas
Didáctica:
Cómo escribir en verso
Biología General
Narrativa
Tras la huella de mi infancia
El misterio de La Casa Grande
Ocaso
Poesía
Sueños del alma
Fulgores al atardecer
Destellos del ocaso
El humo de la pipa
Reflejos de la tarde
Luces del alma
El poeta y la diva
Rayo de luna