LUCRECIA QUIERE DECIR PERFIDIA: UN THRILLER DISTINTO
"Por un lado, el lector encontrará aquí todo cuando esperaría encontrar en un thriller. Se mantendrá ocupado intentando adivinar quién y por qué comete el asesinato… o mejor dicho, los asesinatos. [...]
Pero lo que realmente servirá de trampa al incauto son los aspectos no convencionales que se integran al género en una deliciosa y delirante mezcla. Para empezar, contiene un ingrediente bastante raro en el género policiaco: el humor. En grandes dosis y de todos los colores: negro, blanco, verde, y de otros matices que no me atrevo ni a aventurar."
Daína Chaviano
Premio Azorín 1998
LUCRECIA, ENTRE LO DETECTIVESCO Y EL SADOMASOQUISMO
"...deliciosa novela policial en la que los policías no desempeñan un papel muy relevante. La investigación la lleva a cabo, a su manera nada ortodoxa, el narrador protagonista: el señor Anselmo, un octogenario que no soporta la música escandalosa de los jóvenes y vive obsesionado por el recuerdo de un amor tan indeleble como oscuro y retorcido. [...]
Uno de los indiscutibles hallazgos de esta novela es la creación del personaje central femenino, esa Lucrecia que atormenta y subyuga a los hombres con su punzante alfiler de oro y su chal de seda verde esmeralda, convirtiéndolos en víctimas gozosas de su oscura imaginería sexual.""
Antonio Orlando Rodríquez
Premio Alfaguara 2008
LUCRECIA, UNA MUJER MISTERIOSA, MUY BELLA, MUY ERÓTICA Y MUY... SÁDICA, es el centro de la historia de varios asesinatos que ocurren en un edificio de La Habana de los años ochenta. Sus inquilinos son personas corrientes: un joven rockero, ancianos retirados, un borracho, amas de casa... Sin embargo, todos tienen secretos que podrían ser la clave de estos crímenes.
No existe aquí la figura del detective convencional. Serán los propios sospechosos, es decir, los inquilinos del edificio, quienes contribuirán con sus actos y especulaciones a lograr una solución final.
Mezcla de sátira, erotismo, humor y trama detectivesca, la obra posee elementos novedosos y juega con lo fantasmagórico y lo absurdo.