No es difícil advertir en los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, evangelios con los que estamos más familiarizados, una primera lectura de carácter moralizante y en la que también se nos ofrecen algunos datos sobre la vida de Jesús de Nazaret. Sin embargo existe una segunda lectura de orden oculto, nada fácil de ver ya que escapa a la literalidad de los hechos narrados. Dicho trasfondo oculto subyace en la capa manifiesta y únicamente se revela a quien investiga con constancia y amor a la verdad y que nos remite directamente al Cristo interior eterno, morador desconocido para la conciencia superficial del hombre y que constituye nuestra verdadera naturaleza. Y esta es precisamente la Buena Nueva, la gran noticia que Jesús proclamaba.
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