La receta de la felicidad: ir mezclando los ingredientes a medida que se recorre el camino
Kelly Matlock era una sous-chef al alza, pero el inesperado desmayo que sufrió en su lugar de trabajo fue para ella una llamada de atención. Desilusionada y quemada, decidió retirarse durante un tiempo a casa de su hermana Jillian en Virgen River para descansar y poner las cosas en perspectiva.
Estaba bien entretenerse en el jardín de Jill y cocinar variedades autóctonas de hortalizas, pero no podía haber un lugar más distinto a San Francisco que Virgen River, hasta tal punto que Kelly estaba empezando a encontrarse casi demasiado relajada… hasta que conoció a Lief Holbrook. Aquel viudo tan guapo parecía más un leñador que un sofisticado guionista, pero sin duda la combinación de ambas cosas resultaba irresistible, al menos para ella. Lo que ya no lo era tanto era su hija, Courtney, precisamente la razón por la que habían dejado Los Ángeles, aunque ni siquiera en un lugar como Virgen River la adolescente era capaz de mantenerse alejada de los problemas.
Kelly nunca se había enamorado de un hombre con semejante carga a la espalda, pero había cosas por las que merecía la pena luchar. Además, una adolescente malcriada no podía ser mucho peor que un chef histriónico… ¿no?
Carr ha acertado de lleno con esta serie cautivadora
Library Journal
Kelly Matlock era una sous-chef al alza, pero el inesperado desmayo que sufrió en su lugar de trabajo fue para ella una llamada de atención. Desilusionada y quemada, decidió retirarse durante un tiempo a casa de su hermana Jillian en Virgen River para descansar y poner las cosas en perspectiva.
Estaba bien entretenerse en el jardín de Jill y cocinar variedades autóctonas de hortalizas, pero no podía haber un lugar más distinto a San Francisco que Virgen River, hasta tal punto que Kelly estaba empezando a encontrarse casi demasiado relajada… hasta que conoció a Lief Holbrook. Aquel viudo tan guapo parecía más un leñador que un sofisticado guionista, pero sin duda la combinación de ambas cosas resultaba irresistible, al menos para ella. Lo que ya no lo era tanto era su hija, Courtney, precisamente la razón por la que habían dejado Los Ángeles, aunque ni siquiera en un lugar como Virgen River la adolescente era capaz de mantenerse alejada de los problemas.
Kelly nunca se había enamorado de un hombre con semejante carga a la espalda, pero había cosas por las que merecía la pena luchar. Además, una adolescente malcriada no podía ser mucho peor que un chef histriónico… ¿no?
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