Madame Bovary tiene la suerte de ser la obra maestra de la novela contemporánea: observación minuciosa y ajustada en una forma a la vez deslumbrante y sobria. El realismo de Flaubert nunca es una copia incolora de las apariencias superficiales. Todos sus personajes están tan metódicamente estudiados que, por más mediocres que sean, aparecen profundamente diferenciados y marcadamente caracterizados. Emma Bovary es sin duda el más bello logro de Flaubert: prodigiosamente vivaz, y, por lo mismo, la historia de su decadencia progresiva es se adivina la historia de muchísimas almas.
Para los críticos, Madame Bovary es una novela de análisis; para los lectores, una novela de amor. Este libro es, ante todo, una gran nostalgia: la del placer por el placer; erótico, sentimental y místico a la vez.
Para los críticos, Madame Bovary es una novela de análisis; para los lectores, una novela de amor. Este libro es, ante todo, una gran nostalgia: la del placer por el placer; erótico, sentimental y místico a la vez.