La muerte de Ángel –el padre de familia, el marido, el hermano, un hombre hecho y derecho– cambia para siempre la existencia de las mujeres de su vida. Su hermana Dolores, su mujer Gloria y sus hijas, Ángela y Natalia, verán cómo la forma que habían tenido sus días no volverá a ser la misma. Juntas tendrán que afrontar la pena por la pérdida del cabeza de familia, y seguir adelante en una casa habitada sólo por mujeres, en la que ya no existe la referencia del hombre. A través de cada una de ellas conoceremos sus maneras de entender el mundo y el amor, y sus formas particulares de expresar el afecto. Porque no existe un solo modelo de mujer, y porque no hay un único modo de vivir la vida. Con una voz inusual y muy cercana, Jenn Díaz nos cuenta a través del narrador de esta historia, como si de un personaje se tratara, la vida de cuatro mujeres fuertes y a la vez frágiles, y cómo afrontan su necesidad de lo masculino, justo en el momento en que su máximo representante desaparece.
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