A través de Manitos, los niños y niñas juegan, ríen, cantan, danzan y así aprenden. En su aprendizaje encienden su fuego interior y nos hacen sentir que el amor en movimiento es el mejor alimento para el cuerpo y para el alma.
Esta propuesta pedagógica y terapéutica se dirige especialmente a los maestros de los niños que hoy por hoy son la esperanza de la tierra. Desde el lenguaje puro de su inocencia, el movimiento, el sentir y el pensamiento tienen aún el poder terapéutico del ser.
Les invitamos a que nos acompañen en esta propuesta de Manos para Educar, y descubrir que cada ejercicio de Manitos, no sólo se refiere al órgano de nuestro cuerpo, sino a esa intencionalidad del alma y del corazón. Las manos son la prolongación del corazón, y nos permiten revivir en cada uno de nosotros esa magia que nos nutre, esa fuente inagotable pura y genuina que nos hace estar “conectados” a esa llama de la conciencia, que insiste en mantenernos en estados de plenitud.
Esta propuesta pedagógica y terapéutica se dirige especialmente a los maestros de los niños que hoy por hoy son la esperanza de la tierra. Desde el lenguaje puro de su inocencia, el movimiento, el sentir y el pensamiento tienen aún el poder terapéutico del ser.
Les invitamos a que nos acompañen en esta propuesta de Manos para Educar, y descubrir que cada ejercicio de Manitos, no sólo se refiere al órgano de nuestro cuerpo, sino a esa intencionalidad del alma y del corazón. Las manos son la prolongación del corazón, y nos permiten revivir en cada uno de nosotros esa magia que nos nutre, esa fuente inagotable pura y genuina que nos hace estar “conectados” a esa llama de la conciencia, que insiste en mantenernos en estados de plenitud.