Manolín ya es un hombre, es la historia de cualquiera de nosotros. Una vida normal, para quien, llegados los "cuarenta y tantos", quiera realizar un breve repaso a sus años de niñez y adolescencia en las décadas 60 y 70. Años entrañables para muchos de los lectores, en los que las palabras compartir, luchar o independencia tenían un sentido especial. Época en la que el cariño, las cosas sencillas y los juegos de calle te hacían conseguir amigos para toda la vida, y la palabra “valores” todavía tenía algún significado.
Como bien expresa en el prólogo Manuela Ríos, no es una novela porque no es ficción, es costumbrismo literario. Tras un relato fresco y natural, el escritor nos inunda de acontecimientos que a muchos les recordará a su propia infancia. Es una narrativa sencillamente tierna y sin complicaciones desmedidas que demuestra que cualquier historia puede ser contada. Una autobiografía relatada en tercera persona que transmite sentimientos, sensibilidad y afecto por las personas queridas.
Manuel Morera expresa en esta obra con increíble espontaneidad, una historia que hará evadirse al lector por unos momentos de las tensiones diarias.
Como bien expresa en el prólogo Manuela Ríos, no es una novela porque no es ficción, es costumbrismo literario. Tras un relato fresco y natural, el escritor nos inunda de acontecimientos que a muchos les recordará a su propia infancia. Es una narrativa sencillamente tierna y sin complicaciones desmedidas que demuestra que cualquier historia puede ser contada. Una autobiografía relatada en tercera persona que transmite sentimientos, sensibilidad y afecto por las personas queridas.
Manuel Morera expresa en esta obra con increíble espontaneidad, una historia que hará evadirse al lector por unos momentos de las tensiones diarias.