El modo en el que la figura de Maquiavelo incide en el escenario político europeo de su tiempo trasciende con mucho los límites estrictos de su obra, y apunta al complejo proceso de construcción y refutación del maquiavelismo. Así ocurre igualmente en el ámbito hispano, en el que Maquiavelo tiene una rápida –aunque efímera– difusión. La primera traducción o adaptación de Maquiavelo en Europa es precisamente un texto español, el Tratado de re militari de Diego de Salazar (1536), y otra de sus obras fundamentales, los Discursos sobre la primera década de Tito Livio, se imprime en 1552 con privilegio real de Carlos V, en una traducción dedicada a su hijo, el futuro Felipe II. Pero paulatinamente la lectura de la obra cede el paso a la polémica sobre el maquiavelismo, extendida ya por toda Europa.
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