Una novela romántica, de amor, no necesita de lujosos aeropuertos, joyas ni títulos de nobleza. Tampoco necesita grandes escenarios, palacios o playas remotas. Una novela de amor necesita pasión, dolor, pérdida; su espacio, su hábitat natural, son las paredes del corazón, no más.
Daniel transcurre un gran amor y un despecho. Invito al lector a vivir los sentimientos más íntimos de este drama pasional. Lo invito, ahora que está de moda la novela de género, a enterarse de cómo lo siente un hombre. Cuáles son sus preguntas, sus deseos y mentiras. Cuáles son sus contradicciones.
Miguel Ángel Mori escribe en argentino, y en el transcurrir de su lengua intenta reflejar una forma de sentir el mundo. Para el lector español le puede ser extraño el uso de algunos verbos o el significado de ciertos vocablos; pero permítanme invitarlos a sumergirse en la cadencia de sonidos que nos propone la lectura. No los va a defraudar.
Daniel transcurre un gran amor y un despecho. Invito al lector a vivir los sentimientos más íntimos de este drama pasional. Lo invito, ahora que está de moda la novela de género, a enterarse de cómo lo siente un hombre. Cuáles son sus preguntas, sus deseos y mentiras. Cuáles son sus contradicciones.
Miguel Ángel Mori escribe en argentino, y en el transcurrir de su lengua intenta reflejar una forma de sentir el mundo. Para el lector español le puede ser extraño el uso de algunos verbos o el significado de ciertos vocablos; pero permítanme invitarlos a sumergirse en la cadencia de sonidos que nos propone la lectura. No los va a defraudar.