Quizás el libro sistemático de Nietzsche sea Genealogía de la moral, acompañado del Nacimiento de la tragedia, que también se puede decir que tiene una exposición sistemática. Los otros libros tienen características más bien intempestivas; son como estallidos e irrupciones volcánicas, como cataclismos de interpelación. Con sus propias características literarias Así hablaba Zaratustra y con una extensa exposición en forma de aforismos Humano demasiado humano. Bueno pues, nos detendremos en Genealogía de la moral; que, desde nuestra perspectiva e interpretación, parece ser el libro donde se asienta y de edifica como la estructura conceptual de la filosofía crítica o de crítica de la filosofía de Nietzsche, donde se expone esta estructura conceptual en su propio núcleo teórico.
Cuando la crítica tiene como referente a la moral coloca en observación analítica a una relación primordial, la relación del cuerpo con la institucionalidad. La moral tiene que leerse en esta relación, es más, es esta relación. La institucionalidad se inscribe en el cuerpo y el cuerpo responde a la institucionalidad; quizás, primero, como resistencias, después pasivamente, para subsiguientemente asumir comportamientos inducidos. La moral no es solamente un sistema de valores, tampoco un cuadro de principios categóricos, ni sólo la razón práctica; nada de lo mencionado podría darse sin la relación primordial aludida, entre cuerpo e institucionalidad. Esta relación primordial no sería posible sin la condición de posibilidad existencial que es la vida, sobre todo la forma cómo responde la vida, es decir el cuerpo vivo, a la intervención institucional, la forma cómo resiste, como se adecúa, incluso como ataca a estas intervenciones institucionales. El secreto entonces está en comprender este funcionamiento, el de la vida, el de los cuerpos, respecto a las mallas institucionales.
La tesis de Nietzsche es la de la separación del cuerpo y el espíritu, que nosotros hemos llamado economía política del cuerpo; la pregunta entonces es: ¿Por qué el cuerpo deja que se dé esta separación, si es que efectivamente se diera? Caso contrario, que parece que es más plausible, la pregunta es: ¿Si no se diera efectivamente esta separación, salvo imaginariamente, cómo actúa el cuerpo, cómo responde a las intervenciones institucionales? Vamos a tratar de responder a estas dos preguntas.
Cuando la crítica tiene como referente a la moral coloca en observación analítica a una relación primordial, la relación del cuerpo con la institucionalidad. La moral tiene que leerse en esta relación, es más, es esta relación. La institucionalidad se inscribe en el cuerpo y el cuerpo responde a la institucionalidad; quizás, primero, como resistencias, después pasivamente, para subsiguientemente asumir comportamientos inducidos. La moral no es solamente un sistema de valores, tampoco un cuadro de principios categóricos, ni sólo la razón práctica; nada de lo mencionado podría darse sin la relación primordial aludida, entre cuerpo e institucionalidad. Esta relación primordial no sería posible sin la condición de posibilidad existencial que es la vida, sobre todo la forma cómo responde la vida, es decir el cuerpo vivo, a la intervención institucional, la forma cómo resiste, como se adecúa, incluso como ataca a estas intervenciones institucionales. El secreto entonces está en comprender este funcionamiento, el de la vida, el de los cuerpos, respecto a las mallas institucionales.
La tesis de Nietzsche es la de la separación del cuerpo y el espíritu, que nosotros hemos llamado economía política del cuerpo; la pregunta entonces es: ¿Por qué el cuerpo deja que se dé esta separación, si es que efectivamente se diera? Caso contrario, que parece que es más plausible, la pregunta es: ¿Si no se diera efectivamente esta separación, salvo imaginariamente, cómo actúa el cuerpo, cómo responde a las intervenciones institucionales? Vamos a tratar de responder a estas dos preguntas.