Más allá del amigo y el enemigo es un ensayo activista, interpelador, crítico, que se sitúa en el tejido espacio-temporal; también podríamos decir, que se sitúa en los topos-tempos - aludiendo metafóricamente a la velocidad desplegada en una interpretación musical - de los tejidos de la episteme compleja; por lo menos, como diseño o, si se quiere, como búsqueda. Es como la consecuencia radical de la crítica del poder, de las prácticas de dominación, ateridas en las formaciones sociales, condensándose en las formas de Estado, conformadas en las genealogías de poder. La crítica radical y consecuente no puede sino proponer un más allá de la política – política, en sentido restringido -, que es dominación. Este más allá de la política es también un más allá de su economía política constitutiva, la que supone el dualismo antagónico del amigo-enemigo; economía política de la política. Por eso, se asume como un más allá del amigo y enemigo.
La tesis transversal es: para salir del círculo vicioso del poder es menester salir del esquematismo dualista del antagonismo amigo-enemigo, que reproduce, en su arqueología, el esquematismo religioso del antagonismo fiel-infiel. La consecuencia de esta tesis es: para salir del círculo vicioso de la violencia hay que abandonar el poder como fin y el fin del poder. Lo que conlleva deconstruir la política restringida, como dominación, deconstruyendo sus discursos de legitimación, sus tecnologías de poder, sus estrategias de captura de las fuerzas sociales. El circulo vicioso de poder se recicla en el círculo vicioso de la violencia; los enemigos irreconciliables, entrabados en una guerra a muerte, terminan siendo cómplices, pues se requieren y se necesitan para constituirse y posesionarse, en el contraste y la contradicción antagónica, reproduciendo, ambos, en el dualismo del enfrentamiento, la reproducción del poder.
El análisis crítico se efectúa desde la perspectiva de la simultaneidad dinámica, que no es exactamente presente dilatado, tampoco presente eterno; sino movimiento complejo espacio-temporal-territorial-social. Lo importante de esta perspectiva compleja e integral es no solo el cuestionamiento de la perspectiva clásica del tiempo absoluto y del espacio absoluto, por lo tanto, el cuestionamiento del tiempo lineal, externo a los acontecimientos, sino la comprensión de la dinámica de la simultaneidad integral de la complejidad, sinónimo de realidad. La reconsideración de las narrativas histórico-políticas; así como la crítica de la “ideología” y la delimitación del mundo de las representaciones. En consecuencia, la comprensión del entrelazamiento de procesos articulados e integrados, donde lo imaginario, las sensaciones, la razón, reincorporada al cuerpo, condicionan una concepción compleja del acontecimiento, no solo como multiplicidad de singularidades, sino como composición de variados planos y espesores de intensidad. Por lo tanto, las representaciones no conforman un campo o, si se quiere, campos autonomizados abstractos, sino componen composiciones corpóreas o materiales, sociales y ecológicas, donde las representaciones se sostienen y emergen de substratos magmáticos de flujos en constante devenir.
Desde esta perspectiva y enfoques complementarios, las narrativas son interpretadas en la visualización, lectura y audición, de sus arqueologías inherentes. Por eso, se habla de narrativas fácticas, que, en el lenguaje hermenéutico, se denominan como pre-narrativas.
La tesis transversal es: para salir del círculo vicioso del poder es menester salir del esquematismo dualista del antagonismo amigo-enemigo, que reproduce, en su arqueología, el esquematismo religioso del antagonismo fiel-infiel. La consecuencia de esta tesis es: para salir del círculo vicioso de la violencia hay que abandonar el poder como fin y el fin del poder. Lo que conlleva deconstruir la política restringida, como dominación, deconstruyendo sus discursos de legitimación, sus tecnologías de poder, sus estrategias de captura de las fuerzas sociales. El circulo vicioso de poder se recicla en el círculo vicioso de la violencia; los enemigos irreconciliables, entrabados en una guerra a muerte, terminan siendo cómplices, pues se requieren y se necesitan para constituirse y posesionarse, en el contraste y la contradicción antagónica, reproduciendo, ambos, en el dualismo del enfrentamiento, la reproducción del poder.
El análisis crítico se efectúa desde la perspectiva de la simultaneidad dinámica, que no es exactamente presente dilatado, tampoco presente eterno; sino movimiento complejo espacio-temporal-territorial-social. Lo importante de esta perspectiva compleja e integral es no solo el cuestionamiento de la perspectiva clásica del tiempo absoluto y del espacio absoluto, por lo tanto, el cuestionamiento del tiempo lineal, externo a los acontecimientos, sino la comprensión de la dinámica de la simultaneidad integral de la complejidad, sinónimo de realidad. La reconsideración de las narrativas histórico-políticas; así como la crítica de la “ideología” y la delimitación del mundo de las representaciones. En consecuencia, la comprensión del entrelazamiento de procesos articulados e integrados, donde lo imaginario, las sensaciones, la razón, reincorporada al cuerpo, condicionan una concepción compleja del acontecimiento, no solo como multiplicidad de singularidades, sino como composición de variados planos y espesores de intensidad. Por lo tanto, las representaciones no conforman un campo o, si se quiere, campos autonomizados abstractos, sino componen composiciones corpóreas o materiales, sociales y ecológicas, donde las representaciones se sostienen y emergen de substratos magmáticos de flujos en constante devenir.
Desde esta perspectiva y enfoques complementarios, las narrativas son interpretadas en la visualización, lectura y audición, de sus arqueologías inherentes. Por eso, se habla de narrativas fácticas, que, en el lenguaje hermenéutico, se denominan como pre-narrativas.