El Caribe; aguas de piratas corsarios y bucaneros en los siglos XVII y XVIII.
Un lugar peligroso y desafiánte para intrépidos y valientes; donde el oro de las américas _ era desvalijado por unos para las arcas de la corona española... y a su vez robado por otros, para luchar contra la misma. Allí valía todo; hasta la legalización del pillaje a través de las llamadas patentes de corso que otorgaban Ingleses y Holandeses en contra de la hegemonía Hispano-Francesa. Ya que a la muerte de Carlos II, éste había nombrado heredero a Felipe V de la casa de los Borbones; y esa alianza, desestabilizaba a las demás grandes potencias europeas.
Por eso ahora el oro de las colonias era vital para sustentar la incipiente guerra en el viejo continente; y los saqueos en las batallas estaban servidos para robar los preciados botines. Aunque al final no todos llegarían a manos de ninguno de los dos bandos, ni de nadie nunca; porque acabarían como sus barcos, hundidos en el fondo del mar.
Hasta cientos de años después; en los que muchos serían recuperados. Pero no todos.
Entre esos botines, el del San José. Uno de los últimos galeones de la armada española; que surcaron estas peligrosas aguas... y que jamás llegaría a su destino. Naufragando en la famosa batalla de Barú; que portaba el más grande de todos los tesoros no hallados hasta la fecha; y del que sólo consiguió salvarse... me dio doblón.
Pero ahora un investigador, arqueólogo marino y cazador de tesoros, se afana en encontrarlo. Aunque el mismo se obstina a desvelar su localización. Y es que lo que realmente ocurrió, no siempre estodo lo que cuentan los libros. Porque en ésta crónica, hay un personaje y un navío misterioso que no figuran en ninguno de los relatos oficiales... y que tienen toda la clave de este misterio.
Pero los sucesos, van a cambiar. Cuando los destinos de ambos se entrecrucen misteriosamente, la historia va a cambiar. Literalmente.
Un lugar peligroso y desafiánte para intrépidos y valientes; donde el oro de las américas _ era desvalijado por unos para las arcas de la corona española... y a su vez robado por otros, para luchar contra la misma. Allí valía todo; hasta la legalización del pillaje a través de las llamadas patentes de corso que otorgaban Ingleses y Holandeses en contra de la hegemonía Hispano-Francesa. Ya que a la muerte de Carlos II, éste había nombrado heredero a Felipe V de la casa de los Borbones; y esa alianza, desestabilizaba a las demás grandes potencias europeas.
Por eso ahora el oro de las colonias era vital para sustentar la incipiente guerra en el viejo continente; y los saqueos en las batallas estaban servidos para robar los preciados botines. Aunque al final no todos llegarían a manos de ninguno de los dos bandos, ni de nadie nunca; porque acabarían como sus barcos, hundidos en el fondo del mar.
Hasta cientos de años después; en los que muchos serían recuperados. Pero no todos.
Entre esos botines, el del San José. Uno de los últimos galeones de la armada española; que surcaron estas peligrosas aguas... y que jamás llegaría a su destino. Naufragando en la famosa batalla de Barú; que portaba el más grande de todos los tesoros no hallados hasta la fecha; y del que sólo consiguió salvarse... me dio doblón.
Pero ahora un investigador, arqueólogo marino y cazador de tesoros, se afana en encontrarlo. Aunque el mismo se obstina a desvelar su localización. Y es que lo que realmente ocurrió, no siempre estodo lo que cuentan los libros. Porque en ésta crónica, hay un personaje y un navío misterioso que no figuran en ninguno de los relatos oficiales... y que tienen toda la clave de este misterio.
Pero los sucesos, van a cambiar. Cuando los destinos de ambos se entrecrucen misteriosamente, la historia va a cambiar. Literalmente.