Mel Gibson, aunque ahora algo apartado del mundo del cine, ha sido un valor seguro en taquilla, incluso en su faceta de director.
Su presentación al público fue simplemente como un actor australiano, atractivo, de ojos azules, aunque poco después confesó que había nacido en Nueva York y emigrado a Australia en 1968. Olvidado este incidente, su popularidad fue meteórica cuando se puso aquel traje de cuero en “Mad Max” de George Miller, interpretando a un héroe de acción después del Apocalipsis, y en “Tim” (ambas en 1979), como un trabajador retrasado mental enamorado de Piper Laurie. Gibson se convirtió en una estrella rentable en Australia después de interpretar el drama de guerra de Peter Weir, “Gallipoli”, y “El guerrero de la carretera”, (ambas 1981), la continuación trascendental de “Mad Max”.
Su presentación al público fue simplemente como un actor australiano, atractivo, de ojos azules, aunque poco después confesó que había nacido en Nueva York y emigrado a Australia en 1968. Olvidado este incidente, su popularidad fue meteórica cuando se puso aquel traje de cuero en “Mad Max” de George Miller, interpretando a un héroe de acción después del Apocalipsis, y en “Tim” (ambas en 1979), como un trabajador retrasado mental enamorado de Piper Laurie. Gibson se convirtió en una estrella rentable en Australia después de interpretar el drama de guerra de Peter Weir, “Gallipoli”, y “El guerrero de la carretera”, (ambas 1981), la continuación trascendental de “Mad Max”.