«Brooke no es el tipo de mujer de la que un hombre se enamoraría».
Esas fueron las palabras que más daño podían haber hecho a Brooke, sobre todo viniendo de Dawson, un famoso y sensual stripper que, por encima de eso, era su mejor amigo.
También esas fueron las palabras que les llevaron a apostar que Brooke conseguía un cambio de aspecto, una cita y el novio perfecto en solo treinta días, para lo que, inevitablemente, debía conseguir una metamorfosis: un cambio no solo de aspecto de los pies a la cabeza, sino también un cambio de actitud.
Con lo que Dawson no contaba era con el vecino de su mejor amiga, ni con que su amistad pudiera ponerse en la cuerda floja por culpa de esa apuesta.
Esas fueron las palabras que más daño podían haber hecho a Brooke, sobre todo viniendo de Dawson, un famoso y sensual stripper que, por encima de eso, era su mejor amigo.
También esas fueron las palabras que les llevaron a apostar que Brooke conseguía un cambio de aspecto, una cita y el novio perfecto en solo treinta días, para lo que, inevitablemente, debía conseguir una metamorfosis: un cambio no solo de aspecto de los pies a la cabeza, sino también un cambio de actitud.
Con lo que Dawson no contaba era con el vecino de su mejor amiga, ni con que su amistad pudiera ponerse en la cuerda floja por culpa de esa apuesta.