Jane debería estar destrozada. Después de todo, acababa de ser abandonada en el altar, delante de toda la alta sociedad victoriana, por su novio, que ni siquiera se presentó. Su entereza sorprende a Grayson Boscastle, el impulsivo marqués de Sedgecroft, primo del novio fugado. Por una vez, Grayson decide actuar de forma noble y se ofrece para ayudar a la despechada novia a recuperar su posición de casadera, fingiendo que está cortejándola para atraer a nuevos pretendientes. No imagina que Jane tiene sus propios planes y que la fallida boda tiene muchos aspectos que escapan a su conocimiento. La muchacha se ve obligada a aceptar el plan, pero el primer contacto entre ambos les hace ver que la frontera entre la comedia y la realidad es muy frágil. Seducción en estado puro, malentendidos y una pizca de humor e intriga son, de nuevo, las señas de identidad de Jillian Hunter en esta encantadora novela.
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