Leandro, un bailarín desnudista, vividor y bastante cara dura que se gana la vida vendiéndose por dinero. Está de más decir que es hermoso como el pecado y mañoso como el que más.
Por su parte Damián es el dueño de una librería, serio, perfeccionista, moralmente correcto, heterosexual por convicción, y sigue viviendo con su amada abuela Claudia.
Carmen y Claudia, dos adorables ancianitas que planean quitarle a Damián lo mojigato y de paso ponerle a Leandro algo de vergüenza, que buena falta le hace.
Y una ventana… y como se suele decirse: ¡Ay, si las ventanas hablaran!
De una mezcla de personajes como esta, nada bueno puede salir, o quién sabe, tal vez nos equivoquemos y el resultado sea una historia candente, digna de ser leída.
Por su parte Damián es el dueño de una librería, serio, perfeccionista, moralmente correcto, heterosexual por convicción, y sigue viviendo con su amada abuela Claudia.
Carmen y Claudia, dos adorables ancianitas que planean quitarle a Damián lo mojigato y de paso ponerle a Leandro algo de vergüenza, que buena falta le hace.
Y una ventana… y como se suele decirse: ¡Ay, si las ventanas hablaran!
De una mezcla de personajes como esta, nada bueno puede salir, o quién sabe, tal vez nos equivoquemos y el resultado sea una historia candente, digna de ser leída.