Mon dieu! En el mismo instante en el que la conocí, mi pobre corazón quedó rendido ante lo que mi cerebro no quiso entender.
Ahora mi alegre e indecoroso modo de vida me pasa factura. Durante todos estos años no he sido precisamente un ejemplo a seguir y empiezo a pensar que más que mi oscura naturaleza, es ese el muro invisible que hay entre los dos.
Necesito que confíe en mí.
¿Será mi amor capaz de derribar sus murallas?
¿Podrán siete mariposas vivir con un dragón?
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