Sandra enseña a su familia y amigos a comunicarse con personas con discapacidad auditiva.
Este divertido libro ilustrado lleva un importante mensaje para los niños, como aprender a no juzgar o burlarse de alguien sólo porque es diferente. La vida de algunas personas con discapacidad no es divertida y vivir con una discapacidad conlleva muchos retos, pero nosotros podemos hacer sus vidas más fáciles en vez de más difíciles.
Cuando la abuela Rosa perdió la audición, Los padres de Sandra se sintieron frustrados y tristes. No sabían qué hacer y cómo aprender a comunicarse mejor con ella. Ellos intentaban gritar, cambiar el tono de voz o acercarse a su oído cuando se dirigían a ella, pero no servía de nada. Rosa podía oír algunos sonidos claramente, pero otros no podía escucharlos bien. Para ellos se convirtió en una lucha diaria poder comunicarse y empezaron a echar de menos las reconfortantes conversaciones de sobremesa.
—Mira, abuela —le dijo entusiasmada—, puedo mostrarte las letras con mis dedos cuando no puedas escuchar lo que te digo.
—¿Qué quieres decir con “mostrar las letras con tus
dedos”? —la abuela Rosa preguntó.
—He encontrado una página web para personas con discapacidad auditiva y explica cómo pueden comunicarse entre ellos sin hablar. Hay un signo para cada letra y cada número, que ellos pueden hacer con sus manos. Podemos aprender los signos juntas, y cuando no puedas escuchar el sonido, yo puedo mostrártelo —Sandra sonrió feliz.
—Oh, creo que es una idea maravillosa, Sandra. —Los ojos de la abuela Rosa brillaron con entusiasmo— Pero parece un poco difícil, ¿tú crees que yo podría aprender los signos?
—Por supuesto que puedes, abuela; y podemos aprender juntas.
Y lo hicieron. Ellas demostraron que con amor, compasión y trabajando duro se pueden superar los obstáculos que conlleva la discapacidad auditiva.
Este divertido libro ilustrado lleva un importante mensaje para los niños, como aprender a no juzgar o burlarse de alguien sólo porque es diferente. La vida de algunas personas con discapacidad no es divertida y vivir con una discapacidad conlleva muchos retos, pero nosotros podemos hacer sus vidas más fáciles en vez de más difíciles.
Cuando la abuela Rosa perdió la audición, Los padres de Sandra se sintieron frustrados y tristes. No sabían qué hacer y cómo aprender a comunicarse mejor con ella. Ellos intentaban gritar, cambiar el tono de voz o acercarse a su oído cuando se dirigían a ella, pero no servía de nada. Rosa podía oír algunos sonidos claramente, pero otros no podía escucharlos bien. Para ellos se convirtió en una lucha diaria poder comunicarse y empezaron a echar de menos las reconfortantes conversaciones de sobremesa.
—Mira, abuela —le dijo entusiasmada—, puedo mostrarte las letras con mis dedos cuando no puedas escuchar lo que te digo.
—¿Qué quieres decir con “mostrar las letras con tus
dedos”? —la abuela Rosa preguntó.
—He encontrado una página web para personas con discapacidad auditiva y explica cómo pueden comunicarse entre ellos sin hablar. Hay un signo para cada letra y cada número, que ellos pueden hacer con sus manos. Podemos aprender los signos juntas, y cuando no puedas escuchar el sonido, yo puedo mostrártelo —Sandra sonrió feliz.
—Oh, creo que es una idea maravillosa, Sandra. —Los ojos de la abuela Rosa brillaron con entusiasmo— Pero parece un poco difícil, ¿tú crees que yo podría aprender los signos?
—Por supuesto que puedes, abuela; y podemos aprender juntas.
Y lo hicieron. Ellas demostraron que con amor, compasión y trabajando duro se pueden superar los obstáculos que conlleva la discapacidad auditiva.