Las experiencias relatadas en esta serie de libros se deben a la asistencia del Maestro Saint Germain y también es por su consentimiento que se le da al público. El propósito de poner este libro en manos del lector es para comunicarle al individuo el valor y la fuerza que ha de sostenerlo a través de este período de transición en el que nos encontramos, así como también revelar algo de la sólida y sana base sobre la cual se construye el futuro de la Era Entrante. Este libro se escribe a la sombra de la Majestuosa Presencia del Monte Shasta (San José de California), cuyo cumbre está por siempre envuelta en el radiante y puro símbolo blanco de la “Luz de la Eternidad”. En estas páginas se transcribe la forma en cómo llegar a establecer contacto con el Amado Maestro Saint Germain y los otros Grandes Ascendidos Maestros que trabajan sin cesar para ayudar a la humanidad en su lucha por la Paz, Amor y Eterna Perfección.
Saint Germain, quien se llamó a sí mismo Hermano Santo, es un Maestro Ascendido cuyas múltiples reencarnaciones –desde la más remota Edad Dorada del Sahara hasta Francis Bacon– se caracterizaron por un patrón de vida: traer la Luz del Cristo para liberar a la humanidad. En la Inglaterra del siglo XIII, en su encarnación como Roger Bacon (1220-1292), comenzó la práctica de la alquimia y la ciencia. Luego encarnó como sir Francis Bacon (1561-1626), convirtiéndose en ocultista, estadista, filósofo y ensayista llegando a ser primer Imperator de la Orden Rosacruz. Ha sido considerado la mente más grande que haya producido Occidente, se le recuerda sobre todo como el padre del razonamiento inductivo y del método científico cuyo mayor legado es la tecnología que hoy día poseemos. Ascendió como Maestro el 1° de mayo de 1684. Dado que su deseo fue siempre que la humanidad alcanzara la libertad pidió una dispensa a los Señores del karma para volver con un cuerpo físico y aparece nuevamente como el conde Saint Germain.
Saint Germain, quien se llamó a sí mismo Hermano Santo, es un Maestro Ascendido cuyas múltiples reencarnaciones –desde la más remota Edad Dorada del Sahara hasta Francis Bacon– se caracterizaron por un patrón de vida: traer la Luz del Cristo para liberar a la humanidad. En la Inglaterra del siglo XIII, en su encarnación como Roger Bacon (1220-1292), comenzó la práctica de la alquimia y la ciencia. Luego encarnó como sir Francis Bacon (1561-1626), convirtiéndose en ocultista, estadista, filósofo y ensayista llegando a ser primer Imperator de la Orden Rosacruz. Ha sido considerado la mente más grande que haya producido Occidente, se le recuerda sobre todo como el padre del razonamiento inductivo y del método científico cuyo mayor legado es la tecnología que hoy día poseemos. Ascendió como Maestro el 1° de mayo de 1684. Dado que su deseo fue siempre que la humanidad alcanzara la libertad pidió una dispensa a los Señores del karma para volver con un cuerpo físico y aparece nuevamente como el conde Saint Germain.