Dicen que la vida empieza a los treinta años...
Irene acaba de ser despedida del trabajo más aburrido que ha tenido en su vida y está a punto de romper con su novio porque la relación se parece más a la que llevan unos compañeros de piso que a la de una pareja. Todavía no lo sabe, pero esos dos empujones, esos cambios, son todo lo que necesita para entrar de lleno en una turbulenta y divertida crisis de los treinta años. Puede que se mude a Montpellier o puede que se quede en Barcelona. Puede que se ligue a su vecino o que haga turismo en solitario. Que se aficione a las orgías o a las partidas de rol, que se emborrache para no recordar nada al día siguiente o que decida intentar follarse a media oficina.
Es el lector quien decide qué ocurrirá a continuación. En este libro tú tomas las riendas del personaje
SOBRE LA AUTORA
Melanie Rostock (Versalles, 1984) ha sido editora especializada en género fantástico y juvenil, una profesión que abandonó para escribir. No quiso que su primer libro como autora formase parte de las pilas de manuscritos que esperan a ser leídos y que tantas veces había visto en su oficina. Se saltó el circuito tradicional autopublicando en internet “Bittersweet”, una novela que tuvo una gran repercusión en redes sociales, blogs y webs literarias por su visión sobre el acoso escolar y será editada en papel próximamente. “¡Mójate!” es su segundo trabajo. Tiene dos gatos y vive en Barcelona.
EXTRACTO
No puedes evitar repasar mentalmente lo que haces a diario. Te levantas a las siete menos cuarto (con cuidado de no despertar a tu novio Sergi), meas, te limpias con una toallita húmeda (porque te gusta sentir el fresquito), luego te duchas, te secas el pelo, te vistes con la ropa que dejaste planchada el día anterior, te tomas un café con leche y galletas y sales a la calle. Coges el metro. Cinco paradas después, te bajas para andar unos seis minutos y llegar al edificio de oficinas donde coges un ascensor hasta el séptimo piso. Cuando sales del trabajo, llegas a casa, preparas la cena y coméis, normalmente hablando sobre cómo ha ido el día. Conversación que no se alarga más de un cuarto de hora porque, joder, todos los días son iguales. Luego veis un rato la tele y os quedáis dormidos en el sofá. Alguna noche Sergi te hace saber con un alzamiento de ceja que tiene una erección y eso es lo más espontáneo que sucede en toda la semana. Pero no te engañes, Irene, la espontaneidad es mérito de la polla de Sergi, no de Sergi. Él sería capaz de mandarte una invitación de Outlook con asunto: sexo a las 20:30.
Como ocurrió el fin de semana pasado.
Irene acaba de ser despedida del trabajo más aburrido que ha tenido en su vida y está a punto de romper con su novio porque la relación se parece más a la que llevan unos compañeros de piso que a la de una pareja. Todavía no lo sabe, pero esos dos empujones, esos cambios, son todo lo que necesita para entrar de lleno en una turbulenta y divertida crisis de los treinta años. Puede que se mude a Montpellier o puede que se quede en Barcelona. Puede que se ligue a su vecino o que haga turismo en solitario. Que se aficione a las orgías o a las partidas de rol, que se emborrache para no recordar nada al día siguiente o que decida intentar follarse a media oficina.
Es el lector quien decide qué ocurrirá a continuación. En este libro tú tomas las riendas del personaje
SOBRE LA AUTORA
Melanie Rostock (Versalles, 1984) ha sido editora especializada en género fantástico y juvenil, una profesión que abandonó para escribir. No quiso que su primer libro como autora formase parte de las pilas de manuscritos que esperan a ser leídos y que tantas veces había visto en su oficina. Se saltó el circuito tradicional autopublicando en internet “Bittersweet”, una novela que tuvo una gran repercusión en redes sociales, blogs y webs literarias por su visión sobre el acoso escolar y será editada en papel próximamente. “¡Mójate!” es su segundo trabajo. Tiene dos gatos y vive en Barcelona.
EXTRACTO
No puedes evitar repasar mentalmente lo que haces a diario. Te levantas a las siete menos cuarto (con cuidado de no despertar a tu novio Sergi), meas, te limpias con una toallita húmeda (porque te gusta sentir el fresquito), luego te duchas, te secas el pelo, te vistes con la ropa que dejaste planchada el día anterior, te tomas un café con leche y galletas y sales a la calle. Coges el metro. Cinco paradas después, te bajas para andar unos seis minutos y llegar al edificio de oficinas donde coges un ascensor hasta el séptimo piso. Cuando sales del trabajo, llegas a casa, preparas la cena y coméis, normalmente hablando sobre cómo ha ido el día. Conversación que no se alarga más de un cuarto de hora porque, joder, todos los días son iguales. Luego veis un rato la tele y os quedáis dormidos en el sofá. Alguna noche Sergi te hace saber con un alzamiento de ceja que tiene una erección y eso es lo más espontáneo que sucede en toda la semana. Pero no te engañes, Irene, la espontaneidad es mérito de la polla de Sergi, no de Sergi. Él sería capaz de mandarte una invitación de Outlook con asunto: sexo a las 20:30.
Como ocurrió el fin de semana pasado.