Creo ser una de esas personas adictas a la literatura de autoayuda. O al menos lo fui. Y reconozco que los muchos libros que leí sobre el tema me ayudaron a pensar. También a reflexionar. Pero poco me ayudaron, porque en realidad yo no supe —o no quise— cambiar. Así que pensé que no estaría mal escribir mis propias opiniones sobre esos temas trascendentales que este tipo de literatura viene a tratar. Porque desmitificar es bueno. Y porque en el fondo considero que conocer los problemas y su modo de solución siempre ayudará. Ayudará inclusive a quien no nos dejamos ayudar.
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