«Catorce nuevos casos completan aquí la serie de Mujeres asesinas que,
desde la crónica literaria y su posterior adaptación televisiva, se
instaló con total naturalidad entre nosotros. Desplazando los temas
políticos o económicos, conversaciones de hombres y mujeres en casa o en
la oficina reflejan el efecto demoledor de este verdadero fenómeno,
surgido de una premisa sencilla pero de difícil logro: contar buenas
historias. Logro que Marisa Grinstein confirma magistralmente en esta
entrega.
Las mujeres asesinas de estos relatos son una herida, nos muestran el
abismo doméstico de lo que somos y podemos ser. Sin dejar de ser
victimarias, todas ellas son víctimas. Sin dejar de ser culpables, son
de algún modo perturbadoramente inocentes».
Jorge Fernández Díaz
desde la crónica literaria y su posterior adaptación televisiva, se
instaló con total naturalidad entre nosotros. Desplazando los temas
políticos o económicos, conversaciones de hombres y mujeres en casa o en
la oficina reflejan el efecto demoledor de este verdadero fenómeno,
surgido de una premisa sencilla pero de difícil logro: contar buenas
historias. Logro que Marisa Grinstein confirma magistralmente en esta
entrega.
Las mujeres asesinas de estos relatos son una herida, nos muestran el
abismo doméstico de lo que somos y podemos ser. Sin dejar de ser
victimarias, todas ellas son víctimas. Sin dejar de ser culpables, son
de algún modo perturbadoramente inocentes».
Jorge Fernández Díaz