Cuando el fotógrafo alcohólico Henry Dahlström aparece asesinado en pleno centro de Gotland, la policía apunta directamente a sus compañeros de juerga. El caso no parece revestir mayor misterio, pero el comisario Anders Knutas descubre que el fallecido recibió una importante cantidad de dinero el día anterior a su muerte. Paralelamente, la señora Jannson denuncia la desaparición de su hija Fanny, de catorce años, y la policía inicia inmediatamente la investigación de este caso de secuestro. Sin embargo, el caso da un giro inesperado cuando el portero del piso de Dahlström descubre una caja con fotos de carácter pederasta en las que aparece la joven Fanny.
En Nadie lo ha oído la autora denuncia la fragilidad, soledad y culpabilidad que sufren los niños en el seno de una familia fragmentada
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