El diezmo es una imposición burda y antibíblica que ha convertido en millonarios a un gran número de pastores, incluidos aquellos que pomposamente se proclaman “profetas” o “apóstoles”.
El diezmo fue una usanza válida en los tiempos del Antiguo Testamento, sin embargo no existe algo en el Nuevo Testamento que justifique su cobro ilegítimo a los creyentes bajo la pena de arder en el Infierno por mandato divino en caso de no hacerlo.
Nada más falso que tal amenaza, y es precisamente de ello de lo que hablamos en este libro, que pretende convertirse en un referente para dejar de hacer más rico al rico, esto sin menoscabo de seguir haciendo el bien sin mirar a quién, en el espíritu de tenderle una mano al necesitado tal como nos lo pide el Señor de los cielos.
El diezmo fue una usanza válida en los tiempos del Antiguo Testamento, sin embargo no existe algo en el Nuevo Testamento que justifique su cobro ilegítimo a los creyentes bajo la pena de arder en el Infierno por mandato divino en caso de no hacerlo.
Nada más falso que tal amenaza, y es precisamente de ello de lo que hablamos en este libro, que pretende convertirse en un referente para dejar de hacer más rico al rico, esto sin menoscabo de seguir haciendo el bien sin mirar a quién, en el espíritu de tenderle una mano al necesitado tal como nos lo pide el Señor de los cielos.