Nicole tiene una reputación de tener sólo sexo de una noche, y Lisa no quiere ser sólo otra de sus conquistas. Una vez que se besan ella le confiesa que nunca antes había estado con una mujer, y parece que Nicole se saldrá con la suya y será su primera. Cuando lisa se resiste a su tentación, Nicole se obsesiona con la hermosa rubia. ¿Será Lisa capaz de mantener el control o permitirá que Nicole se salga con la suya?
Este es un cuento erótico explícito de aproximadamente 5.200 palabras. Contiene lenguaje gráfico y temas sexuales. Está dirigido a adultos interesados en este tipo de material para su consume en jurisdicciones donde su venta y disfrute no violen leyes locales.
Extracto:
Era innegable que Nicole era hermosa. Arrancaba miradas llenas de deseo en cada lugar del campus por el que pasaba. Tanto hombres como mujeres hablaban de ella, y no hacía nada para oponerse a esos comentarios. Era orgullosamente bisexual y poco más que “algo aventurera”, Lisa sabía que había dejado muchos corazones rotos luego de una o un par de noches. Se sentía incómoda cuando la asaltaba el pensamiento que tal vez sería uno de ellos.
Lisa había estado viendo a Nicole desde una esquina, apenas ésta entró a la habitación. Su negro y largo cabello era como una ola de negra tinta bajando por sus hombros, y sus ojos eran casi igual de oscuros. Era, por mucho, la mujer con más curvas en la habitación; sus grandes y redondeados senos, y sus caderas cual si fueran valles pronunciados, eran casi el opuesto exacto al cuerpo esbelto de Lisa. De hecho, no podrían verse más diferentes y, tal vez, Lisa, en la mañana, trató de razonar consigo misma, trató de encontrar esa: la razón principal de la atracción.
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Extracto:
Era innegable que Nicole era hermosa. Arrancaba miradas llenas de deseo en cada lugar del campus por el que pasaba. Tanto hombres como mujeres hablaban de ella, y no hacía nada para oponerse a esos comentarios. Era orgullosamente bisexual y poco más que “algo aventurera”, Lisa sabía que había dejado muchos corazones rotos luego de una o un par de noches. Se sentía incómoda cuando la asaltaba el pensamiento que tal vez sería uno de ellos.
Lisa había estado viendo a Nicole desde una esquina, apenas ésta entró a la habitación. Su negro y largo cabello era como una ola de negra tinta bajando por sus hombros, y sus ojos eran casi igual de oscuros. Era, por mucho, la mujer con más curvas en la habitación; sus grandes y redondeados senos, y sus caderas cual si fueran valles pronunciados, eran casi el opuesto exacto al cuerpo esbelto de Lisa. De hecho, no podrían verse más diferentes y, tal vez, Lisa, en la mañana, trató de razonar consigo misma, trató de encontrar esa: la razón principal de la atracción.