Paula Sorsky ha encontrado el trabajo perfecto. Durante sus vacaciones va a cuidar a Osip, un niño de once años. Todo es fácil. Quizá demasiado. En aquella montaña, sobre la nieve, en el chalé y, especialmente, en el eterno bosque de San Guinefort, la vida parece tranquila. Parece… porque algo vibra, algo retumba, algo aúlla encendiendo los más básicos anhelos. En el juego, en la comida, en el sueño, nadie puede escapar al terrible placer de la carne y nada tiene sentido, razón o lógica. La verdad y la realidad se enfrentan, se cruzan, difieren en un mundo dominado por sombras siniestras. La maldad no existe, solo el hambre. La infancia es instinto y el amor, el negro olfato de una manada. Una manada voraz, sedienta de sangre, que busca en la luz de la noche la libertad roja y maldita, mortal, de los cuentos de hadas.
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