Miguel de Cervantes publicó sus Novelas ejemplares en 1613 en una colección editada en Madrid por Juan de la Cuesta.
Son doce novelas cortas, toda una innovación dentro del género, caracterizadas por la impecable construcción de sus personajes, la fluidez de la narración, la viveza de sus diálogos y el tono realista. Cervantes contaba ya con un reconocimiento literario debido, sin lugar a dudas, al primer tomo de Don Quijote de la Mancha.
En estos relatos se mezcla con sabiduría todos los ingredientes de la vida —dolor, humor, pasión, locura, amor, reflexión, profundidad, amargura, ingenio, bondad y maldad— y de la lectura de cada novela se puede extraer una moraleja o ejemplo.
«Heles dado el nombre de Ejemplares, y si bien lo miras no hay ninguna de quien no se pueda sacar algún ejemplo provechoso; y si no fuera por no alargar este sujeto, quizá te mostrara el sabroso y honesto fruto que se podrá sacar, así de todas juntas como de cada una de por sí.
Mi intento ha sido poner en la plaza de nuestra república una mesa de trucos donde cada uno pueda llegar a entretenerse sin daño de barras; digo, sin daño del alma ni del cuerpo, porque los ejercicios honestos y agradables antes aprovechan que dañan.»
«Prólogo al lector» por Miguel de Cervantes Saavedra
Son doce novelas cortas, toda una innovación dentro del género, caracterizadas por la impecable construcción de sus personajes, la fluidez de la narración, la viveza de sus diálogos y el tono realista. Cervantes contaba ya con un reconocimiento literario debido, sin lugar a dudas, al primer tomo de Don Quijote de la Mancha.
En estos relatos se mezcla con sabiduría todos los ingredientes de la vida —dolor, humor, pasión, locura, amor, reflexión, profundidad, amargura, ingenio, bondad y maldad— y de la lectura de cada novela se puede extraer una moraleja o ejemplo.
«Heles dado el nombre de Ejemplares, y si bien lo miras no hay ninguna de quien no se pueda sacar algún ejemplo provechoso; y si no fuera por no alargar este sujeto, quizá te mostrara el sabroso y honesto fruto que se podrá sacar, así de todas juntas como de cada una de por sí.
Mi intento ha sido poner en la plaza de nuestra república una mesa de trucos donde cada uno pueda llegar a entretenerse sin daño de barras; digo, sin daño del alma ni del cuerpo, porque los ejercicios honestos y agradables antes aprovechan que dañan.»
«Prólogo al lector» por Miguel de Cervantes Saavedra