La presente es su primer novela “El peor daño que se le hace a una persona es darle todo” Están anulando a un ser humano. Es muy difícil que quién haya recibido
todo regalado, algún día quiera convertirse en algo útil para sí mismo. La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo, simplemente disfruta al máximo de todo lo que Dios les pone en su camino. ¿Porqué el nombre de "En la ciudad de
la luna negra" y que sucedió en ella? ¿Quién o qué lo originan? ¿Qué tal si conseguimos averiguar los hechos y... ¿Qué sucedió después?
*****
Nací en el campo salvaje a finales del mes de Junio, cuando empezaban las cosechas de los maizales secos, trigales y campos de arvejas; listos para ser llevados a las parvas. Cuando apenas gateaba por los pedregosos caminos llegó el invierno con sus truenos rayos y relámpagos que alimentaron mis primeros años de vida y también los campos sedientos de agua lluviosa; empezaron las siembras en las campiñas usando la fuerza humana para cultivar la tierra, siendo esta la única fortuna de mi padre y mis hermanos, hombres y mujeres juntos sin distinción de edad ni sexo; mientras mi madre nos preparaba el almuerzo que comíamos sentados en la tierra en contacto con la naturaleza sin mesas ni sillas de las grandes ciudades.
Así pasó el invierno y llegó la primavera y otra vez el verano, fui creciendo para ser más adelante también la mano de obra que hacía falta para sembrar los alimentos y también cuidar el ganado. Aprendí de las abejas en sus colmenas, que se puede abandonar la familia y salir a explorar el mundo buscando entre las flores bajo la lluvia, la miel y el polen para luego regresar con lo necesario a depositar en los panales sacudiendo los residuos de las extremidades que sería útil para elaborar las seldas de la colmena.
En la mañana al despertar me acompañaba el canto del rio turbulento que deje cantando en la noche nublada en el mes de marzo, mes de las crecidas grandes por la abundancia de lluvias que riegan los campos donde crecen los maizales, las arvejas y los trigales. Las hormigas me enseñaron que a veces la vida puede ser un tanto difícil si no buscas la ruta adecuada, los veía sufrir con sus cargas a cuestas tratando de cruzar alguna pequeña correntada en los caminos, en las que a veces usaban su inteligencia subiendo sobre sus cargas para cruzar a la otra orilla; las más pequeñas salían en la primavera y se reunían en grupos innumerables para cargar algún pesado gusano, ellas me hicieron entender que la unión hace la fuerza y daba resultado trabajar en equipo.
*****
Manuel Rodríguez Castillo. (Junio de 1951) Valle del Alto Chicama – Perú.
Hace sus primeros estudios en el colegio “Tiofilo Benitez Gil” de su ciudad natal. Se alista para el ejército y es enviado a la frontera norte de su País de donde regresa con tiempo cumplido a trabajar como “Técnico Mecánico” en el sector Industrial, siendo despedido años después por su labor sindical dedicándose en adelante a trabajar en “Montaje de Empresas Industriales”. Desde muy joven descubre su habilidad y entretenimiento en la lectura y escritura de la que se proclama AUTODIDACTA, integrándose como miembro activo del “Circulo Latinoamericano de Escritores” (CLE), Escribe Romantica, y “El Club de Libros Perdidos” en las páginas sociales. Sus primeras narrativas y poemas pastoriles se extraviaron en el tiempo siendo imposible su recuperación. Retirado de la actividad laboral, fija su residencia en: “La Capital de la Primavera” (Trujillo) donde escribió su primera novela histórica narrativa... NUBARRONES en “La Ciudad de la Luna Negra”.
todo regalado, algún día quiera convertirse en algo útil para sí mismo. La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo, simplemente disfruta al máximo de todo lo que Dios les pone en su camino. ¿Porqué el nombre de "En la ciudad de
la luna negra" y que sucedió en ella? ¿Quién o qué lo originan? ¿Qué tal si conseguimos averiguar los hechos y... ¿Qué sucedió después?
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Nací en el campo salvaje a finales del mes de Junio, cuando empezaban las cosechas de los maizales secos, trigales y campos de arvejas; listos para ser llevados a las parvas. Cuando apenas gateaba por los pedregosos caminos llegó el invierno con sus truenos rayos y relámpagos que alimentaron mis primeros años de vida y también los campos sedientos de agua lluviosa; empezaron las siembras en las campiñas usando la fuerza humana para cultivar la tierra, siendo esta la única fortuna de mi padre y mis hermanos, hombres y mujeres juntos sin distinción de edad ni sexo; mientras mi madre nos preparaba el almuerzo que comíamos sentados en la tierra en contacto con la naturaleza sin mesas ni sillas de las grandes ciudades.
Así pasó el invierno y llegó la primavera y otra vez el verano, fui creciendo para ser más adelante también la mano de obra que hacía falta para sembrar los alimentos y también cuidar el ganado. Aprendí de las abejas en sus colmenas, que se puede abandonar la familia y salir a explorar el mundo buscando entre las flores bajo la lluvia, la miel y el polen para luego regresar con lo necesario a depositar en los panales sacudiendo los residuos de las extremidades que sería útil para elaborar las seldas de la colmena.
En la mañana al despertar me acompañaba el canto del rio turbulento que deje cantando en la noche nublada en el mes de marzo, mes de las crecidas grandes por la abundancia de lluvias que riegan los campos donde crecen los maizales, las arvejas y los trigales. Las hormigas me enseñaron que a veces la vida puede ser un tanto difícil si no buscas la ruta adecuada, los veía sufrir con sus cargas a cuestas tratando de cruzar alguna pequeña correntada en los caminos, en las que a veces usaban su inteligencia subiendo sobre sus cargas para cruzar a la otra orilla; las más pequeñas salían en la primavera y se reunían en grupos innumerables para cargar algún pesado gusano, ellas me hicieron entender que la unión hace la fuerza y daba resultado trabajar en equipo.
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Manuel Rodríguez Castillo. (Junio de 1951) Valle del Alto Chicama – Perú.
Hace sus primeros estudios en el colegio “Tiofilo Benitez Gil” de su ciudad natal. Se alista para el ejército y es enviado a la frontera norte de su País de donde regresa con tiempo cumplido a trabajar como “Técnico Mecánico” en el sector Industrial, siendo despedido años después por su labor sindical dedicándose en adelante a trabajar en “Montaje de Empresas Industriales”. Desde muy joven descubre su habilidad y entretenimiento en la lectura y escritura de la que se proclama AUTODIDACTA, integrándose como miembro activo del “Circulo Latinoamericano de Escritores” (CLE), Escribe Romantica, y “El Club de Libros Perdidos” en las páginas sociales. Sus primeras narrativas y poemas pastoriles se extraviaron en el tiempo siendo imposible su recuperación. Retirado de la actividad laboral, fija su residencia en: “La Capital de la Primavera” (Trujillo) donde escribió su primera novela histórica narrativa... NUBARRONES en “La Ciudad de la Luna Negra”.
