La primera aparición mariana aprobada por la Iglesia en toda África, la de Nuestra Señora de Kibeho, en Ruanda, todavía es muy desconocida por numerosas personas. La afamada escritora Immaculée Ilibagiza, que ha sido testigo de verdaderos milagros y que ha hablado con varios de los videntes, quiere ayudar a cambiar esta situación.
Trece años antes del sangriento genocidio que arrasó Ruanda y dejó más de un millón de muertos, la Virgen María y Nuestro Señor Jesucristo se aparecieron antes ocho jóvenes en la remota aldea de Kibeho. A través de estos videntes, Jesús y María advirtieron del inminente holocausto que (nos aseguraron) podría haberse evitado si los ruandeses hubieran abierto sus corazones a Dios acogiendo su amor.
Durante años, innumerables testigos observaron a la Virgen María y a Jesús hablar a través de los ocho videntes sobre el amor de Dios; los mensajes que llegaban por ellos no eran solo para los ruandeses, insistían, sino para el mudo entero. María también tuvo palabras para el gobierno, para la iglesia, instruyéndoles sobre cómo acabar con el odio étnico que se gestaba en aquel país. Les advirtió de que Ruanda se convertiría en “un río de sangre”, en una tierra donde tendría lugar una masacre abominable, si no se mitigaba rápidamente el odio con el amor.
Algunos escucharon estas palabras, pero muy pocos las creyeron. Las advertencias proféticas y apocalípticas se hicieron trágicamente realidad durante los cien horribles días de derramamiento de sangre y de crímenes masivos.
Después del genocidio, y tras dos décadas de investigaciones rigurosas, las apariciones de Nuestra Señora de Kibeho se convirtieron en las primeras en ser aprobadas oficialmente por la Iglesia, las primeras de toda África. Sin embargo, su historia sigue siendo bastante desconocida. Ahora, Immaculée Ilibagiza quiere ayudar a cambiar esta situación. Tanto de joven, antes del holocausto, como después, ha realizado numerosas peregrinaciones hasta Kibeho, ha sido testigo personal de verdaderos milagros y ha hablado con algunos de los videntes en persona. Lo que descubrió, y lo que cuenta en este libro, llegará a conmover profundamente el corazón de los lectores.
Trece años antes del sangriento genocidio que arrasó Ruanda y dejó más de un millón de muertos, la Virgen María y Nuestro Señor Jesucristo se aparecieron antes ocho jóvenes en la remota aldea de Kibeho. A través de estos videntes, Jesús y María advirtieron del inminente holocausto que (nos aseguraron) podría haberse evitado si los ruandeses hubieran abierto sus corazones a Dios acogiendo su amor.
Durante años, innumerables testigos observaron a la Virgen María y a Jesús hablar a través de los ocho videntes sobre el amor de Dios; los mensajes que llegaban por ellos no eran solo para los ruandeses, insistían, sino para el mudo entero. María también tuvo palabras para el gobierno, para la iglesia, instruyéndoles sobre cómo acabar con el odio étnico que se gestaba en aquel país. Les advirtió de que Ruanda se convertiría en “un río de sangre”, en una tierra donde tendría lugar una masacre abominable, si no se mitigaba rápidamente el odio con el amor.
Algunos escucharon estas palabras, pero muy pocos las creyeron. Las advertencias proféticas y apocalípticas se hicieron trágicamente realidad durante los cien horribles días de derramamiento de sangre y de crímenes masivos.
Después del genocidio, y tras dos décadas de investigaciones rigurosas, las apariciones de Nuestra Señora de Kibeho se convirtieron en las primeras en ser aprobadas oficialmente por la Iglesia, las primeras de toda África. Sin embargo, su historia sigue siendo bastante desconocida. Ahora, Immaculée Ilibagiza quiere ayudar a cambiar esta situación. Tanto de joven, antes del holocausto, como después, ha realizado numerosas peregrinaciones hasta Kibeho, ha sido testigo personal de verdaderos milagros y ha hablado con algunos de los videntes en persona. Lo que descubrió, y lo que cuenta en este libro, llegará a conmover profundamente el corazón de los lectores.