Tras la derrota y destrucción de la ciudad púnica de Cartago a mediados del siglo II a. C., Roma extiende su dominio por el Mediterráneo conquistando territorios y tribus hasta convertirse en un vasto imperio.
Aracos es un joven celtíbero de origen humilde que, siguiendo el consejo de su padre, entra a servir al ejército romano para conseguir fortuna y tierras. A ese muchacho nada le hace pensar que acabará siendo el líder de la férrea lucha que convirtió a Numancia en símbolo de la resistencia frente al poder invasor y en uno de los mitos hispánicos más celebrados.