Este primer volumen de los Moralia consiste sobre todo en tratados éticos acerca de la relación moral con uno mismo y con los demás, y en varias cuestiones referidas al aprendizaje de los jóvenes.
Plutarco (Queronea 50-125 d. C.) ha legado a la posteridad una obra rica y variopinta –abarca todos los campos posibles del saber antiguo: historia, filosofía, astronomía, mitología, medicina, historia de la religión, etc.–. La pluralidad de sus escritos e intereses se halla recogida bajo el título general de Moralia, un enorme conjunto de escritos que pone de manifiesto el marcado temperamento didáctico del autor, quien, como en sus Vidas paralelas, se proponía antes que nada ofrecer a amigos y a jóvenes en general un acervo de conocimientos y una guía moral para ayudarles a conducir con acierto sus vidas particulares y colectivas. Los Moralia, pues, consisten en multitud de opúsculos misceláneos, tratados que la Editorial Gredos ha distribuido en trece volúmenes según criterios de afinidad temática o funcional, con el título general de Obras morales y de costumbres.
Este primer tomo incluye seis tratados. «Cómo debe el joven escuchar la poesía» incorpora a la educación el gran legado poético griego desde un punto de vista moral, y trata la poesía como propedéutica o estudio preliminar para el acceso a la disciplina fundamental, la filosofía. «Sobre cómo se debe escuchar» se refiere al modo de atender a los discursos orales de los filósofos, y describe la virtud de escuchar: reconocer los valores del discurso, prestar más atención a los contenidos que a los artificios formales, hacer preguntas pertinentes que ayuden a profundizar los significados... «Cómo distinguir a un adulador de un amigo» proporciona criterios para no equivocarse en las relaciones personales. «Cómo percibir los propios progresos en la virtud» sostiene socráticamente que sólo el hombre sabio es virtuoso, y que éste puede percibir su mejora ética en fenómenos como el interés por cuestiones morales, si se conforma con la propia conciencia del bien realizado.... «Cómo sacar provecho de los enemigos» ilustra como incluso los adversarios ofrecen la oportunidad de perfeccionarse moralmente, pues obligan a ejercer control sobre uno mismo, a guardar silencio ante los reproches y a oponerles una vida sin tacha. Por último, «Sobre la abundancia de amigos» discurre acerca de las características y los requisitos de la verdadera amistad.
Plutarco (Queronea 50-125 d. C.) ha legado a la posteridad una obra rica y variopinta –abarca todos los campos posibles del saber antiguo: historia, filosofía, astronomía, mitología, medicina, historia de la religión, etc.–. La pluralidad de sus escritos e intereses se halla recogida bajo el título general de Moralia, un enorme conjunto de escritos que pone de manifiesto el marcado temperamento didáctico del autor, quien, como en sus Vidas paralelas, se proponía antes que nada ofrecer a amigos y a jóvenes en general un acervo de conocimientos y una guía moral para ayudarles a conducir con acierto sus vidas particulares y colectivas. Los Moralia, pues, consisten en multitud de opúsculos misceláneos, tratados que la Editorial Gredos ha distribuido en trece volúmenes según criterios de afinidad temática o funcional, con el título general de Obras morales y de costumbres.
Este primer tomo incluye seis tratados. «Cómo debe el joven escuchar la poesía» incorpora a la educación el gran legado poético griego desde un punto de vista moral, y trata la poesía como propedéutica o estudio preliminar para el acceso a la disciplina fundamental, la filosofía. «Sobre cómo se debe escuchar» se refiere al modo de atender a los discursos orales de los filósofos, y describe la virtud de escuchar: reconocer los valores del discurso, prestar más atención a los contenidos que a los artificios formales, hacer preguntas pertinentes que ayuden a profundizar los significados... «Cómo distinguir a un adulador de un amigo» proporciona criterios para no equivocarse en las relaciones personales. «Cómo percibir los propios progresos en la virtud» sostiene socráticamente que sólo el hombre sabio es virtuoso, y que éste puede percibir su mejora ética en fenómenos como el interés por cuestiones morales, si se conforma con la propia conciencia del bien realizado.... «Cómo sacar provecho de los enemigos» ilustra como incluso los adversarios ofrecen la oportunidad de perfeccionarse moralmente, pues obligan a ejercer control sobre uno mismo, a guardar silencio ante los reproches y a oponerles una vida sin tacha. Por último, «Sobre la abundancia de amigos» discurre acerca de las características y los requisitos de la verdadera amistad.