Este volumen contiene buena parte de los tratados explícitamente filosóficos de Plutarco: los dedicados a Platón y los de crítica a la doctrina estoica. En ellos formaliza ideas que ya estaban latentes en muchos otros escritos.
Si bien el pensamiento filosófico de Plutarco está presente en toda su obra, es en los tratados de los Moralia incluidos en este volumen y en el siguiente donde el autor expresa con claridad su posición respecto a las corrientes filosóficas de la época. Los Tratados platónicos son comentarios referentes a diversos aspectos de la obra de Platón y constituyen un claro testimonio del sentimiento de fidelidad de Plutarco hacia el filósofo ateniense. Forman este grupo tres opúsculos: las «Cuestiones platónicas», pequeños comentarios a puntos concretos de ética, epistemología y ontología; «Sobre la generación del alma en Timeo», explicación de la doctrina del alma presente en ese diálogo, que fue el más famoso de Platón en la Antigüedad y la Edad Media por su relato cosmológico; y un Epítome al tratado anterior, claramente espurio. Las tres obras siguientes (los Tratados antiestoicos), reflejan la actitud crítica de Plutarco frente a la filosofía del Pórtico. En las «Contradicciones de los estoicos» denuncia las contradicciones internas de las tesis de Crisipo. «Los estoicos dicen más disparates que los poetas» constituye un delicioso jeu d'esprit en el que el autor se burla de las doctrinas estoicas comparándolas con inverosímiles creaciones poéticas y míticas de los griegos. Cierra el volumen «Sobre las nociones comunes, contra los estoicos», tratado en el que Plutarco intenta derribar los conceptos universales del estoicismo, los que constituyen los fundamentos más sólidos de su doctrina.