El Marqués desempeñó, entre otros, los cargos de director de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, síndico personero general de esa isla y presidente del tribunal del Consulado de Canarias. Desde esas responsabilidades públicas plasmó los planteamientos sociales, económicos y políticos de la clase dirigente canaria en informes y estudios en los que mostró su rigurosa formación en pensamiento y economía política. En los complejos años de la invasión napoleónica fue presidente de la Junta Suprema de Canarias –el experimento hegemónico de la elite tinerfeña para hacerse con el poder político en un Archipiélago en la práctica independiente– y fue diputado en la Junta Central de Sevilla. Su activismo experimentalista, potenciador de las reformas agrícolas, se vio reflejado en la creación de la Hermandad de Labradores en 1788 y en la constitución al año siguiente del Jardín Botánico de Aclimatación de La Orotava, sostenido a sus expensas hasta su muerte. En los años de la reacción absolutista desempeñó un papel fundamental en la consecución para su ciudad natal del obispado y la universidad.
Este sitio es seguro
Usted está en un sitio seguro, habilitado para SSL. Todas nuestras fuentes son constantemente verificadas.