La poesía de Píndaro, aunque pertenece a otro universo espiritual y nos ha llegado sin sus originales componentes de música y danza, sigue emocionando por su intensidad expresiva y la fuerza de sus imágenes.
De la extensa obra poética de Píndaro (Tebas, h. 520 a.C.-h. 438) tan sólo nos han llegado los cuatro libros de sus Epinicios u odas triunfales; sólo cuatro de los diecisiete libros en que los filólogos antiguos ordenaron su producción, y unos cuantos fragmentos. Pero bastan para mostrarnos la grandeza artística del mayor poeta coral de la Grecia clásica. Fue un espíritu hondamente religioso y ligado a las tradiciones de la patria helena. Pero Tebas no se adhirió a la causa democrática, y pactó con los persas y los ideales de la vieja aristocracia.
La de Píndaro es una poesía densa, de imágenes audaces, expresada en piezas de encargo muy formalizadas. Aunque no nos ha llegado el acompañamiento original de la letra (la música, la danza), estos versos siguen conmoviéndonos por la fuerza de sus imágenes y la intensidad de su inspiración.