La libertad de prensa es esencial para garantizar las libertades, y la sociedad de la comunicación sobre la que se asienta la democracia del siglo XXI exige una información rápida e igual para ciudadanos iguales, especialmente sobre aquellos asuntos que les conciernen por ser de interés general y de los que es legítimo suponer que alguien pueda abrigar intenciones deshonestas. Si la información se aplaza, se manipula y se utiliza torticeramente, el proceso se vicia y se convierte en una trampa. El fin de la información es estar informados. Ésta es una obviedad que hay que repetir constantemente. ¿Y para qué debe uno estar informado? Entre otras razones, para poder tener un criterio lo más cercano posible a la verdad que permita… elegir mejor. Una colección de textos escritos con inteligencia y precisión al alcance de los profesionales del tema, los estudiantes y el hombre de la calle.
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