Catherine Millot nos relata en esta novela cómo en su vida esa experiencia de lo sin límite se le impone, y cómo parece estar a punto de aniquilarla. Pero también nos cuenta cómo a través de la escritura consiguió cruzar los umbrales del miedo. De esta manera, construye, de lo que parecía un precipicio sin fondo, un lugar donde vivir.
La escritura solitaria, la lectura de lo escrito por otros solitarios, desemboca en una maraña de significados que las palabras comunes, atrapadas en la red del vínculo social, no alcanzan. Y lo que descubre nos concierne a todos.
La escritura solitaria, la lectura de lo escrito por otros solitarios, desemboca en una maraña de significados que las palabras comunes, atrapadas en la red del vínculo social, no alcanzan. Y lo que descubre nos concierne a todos.